balonmano. final de la copa asobal
El Barça se da otro homenaje
El conjunto azulgrana gana la Copa Asobal en León después de un nuevo ejercicio de autoridad ante un voluntarioso Granollers. Su gran fondo de armario sentenció el choque en el último cuarto.
Ganó la lógica. También el mejor, justo es decirlo. El Barcelona está hoy por hoy en otra galaxia inalcanzable para todos los clubes del balonmano español, incluidos los que le secundan en los puestos de cabeza de la liga como el Granollers con el que ayer jugó la final de la Copa Asobal que acogió León este fin de semana. El 37-26 con que concluyó el choque es ilustrativo de la superioridad azulgrana pero también ilustra un castigo exagerado para un Granollers que hasta el minuto quince de la segunda parte fue capaz de jugarle de tú a tú al Barcelona.
Al final decidió el fondo de armario del Barça; su cantidad y su calidad. Mientras tuvo gasolina y fuelle el Granollers estuvo en el partido. Fue capaz de devolver golpe por golpe en muchas fases del encuentro pero a partir del minuto quince del segundo tiempo Xavier Pascual, sacó parte de la artillería que tenía en la reserva —como el letal islandés Sigurdsson— y al Granollers se le fundieron los plomos. Cinco contraataques consecutivas del Barça tras robos de balón en defensa fueron culminadas con acierto por Sigurdsson y por Víctor Tomás y ahí quedó la Copa sentenciada.
En definitiva, quince minutos de rodillo acabaron con la resistencia numantina de un Granollers que entró a la final sin complejos y sin miedos. Las acciones de desparpajo del central Álvaro Ruiz, Del Arco y Solé mantenían a raya al Barça que se metió en el partido con el espíritu del corredor de fondo: guardando lo mejor para el sprint final.
El Granollers se afana con su defensa 6-0 en oscurecer el ataque azulgrana pero es complicado. Con un plantillón como ese, ¿a quién cubrir? ¿A Entrerríos, a Karabatic, Rutenka, Lazarov Ariño o Tomás? Y por solo citar a los que están en pista. Cada uno letal en su puesto y por si fuera poco el meta Saric detrás aportando seguridad.
«Me limité a hacer mi trabajo». Es una frase que suelen decir con frecuencia los jugadores norteamericanos. Cada uno hizo su trabajo —sin florituras pero sin ausentarse— y eso es lo que caracteriza a los grandes. La renta del Barça sube a los tres tantos pero el Granollers reacciona tirando de amor propio y se pone a uno en el minuto quince: 9-8. La gran actuación de Pejanovic bajo los palos fue fundamental: veterano (40 años) pero solvente. La renta azulgrana no pasa de los dos o tres tantos gracias al meta balcánico.
Pascual cambia su defensa a un sistema 5-1 con Ariño de adelantado en busca de mayor eficacia ante la meta de Saric.
Del Arco y Solé con nueve goles de los trece tantos que lleva su equipo sostienen a un conjunto vallesano que no le pierde la cara al partido. Nunca ha ido por delante pero tampoco ha estado muy por debajo.
Con 14-13 en el luminoso el técnico azulgrana busca más dinamismo en su juego de ataque y da entrada al exademarista Dani Sarmiento en el central y pide un tiempo muerto para reclamar más intensidad defensiva. Y en ese momento sale a relucir ya el rodillo del Barça (preludio de lo que vendría luego) endosan un parcial de 3-0 al Granollers y se van al descanso con una renta de 17-13.
En la vuelta de vestuarios el meta Pejanovic sigue con su recital (a pesar de los 37 goles al final del choque) y Solé mantiene el gran acierto ofensivo que le llevó ayer a ser el máximo artillero de la final con ocho dianas.
Pero poco a poco el Barça impone su enorme fondo de armario y empieza a abrir brecha gracias al acierto de un Rutenka que hace goles desde el extremo, el lateral o el pivote. Su polivalencia es enorme.
Y malas noticias para el Granollers. Karabatic asume el mando y demuestra porqué es un grande. Cuando entra divide las defensas como mantequilla.
Dos robos de balón seguidos del Barça que aprieta atrás y Sigurdsson y Tomás elevan la renta a 29-23 a falta de poco más de diez minutos. Carlos Viver, pide tiempo muerto para parar la avalancha azulgrana. Pero ya no tiene nada que hacer. La defensa de los Sorhaindo, Morros y compañía sube enteros. Siguen los aciertos en defensa y Sigurdsson hace buena su fama de jugador letal. Cinco contras seguidas del Barcelona sin fallo en unos pocos minutos. El choque está roto 32-23 en el minuto veinte. El resto fue aguantar esa renta hasta el 37-26 final. La afición lo sabe y aunque ha animado en todo momento al Granollers acaba coreando el clásico «¡Ademar, Ademar!». También ganó León y el balonmano.