Grito de unidad para la remontada

En la antigüedad todas las batallas arrancaban con un grito de guerra, una voz del líder del ejército que ponía en alerta a todos sus aliados y servía como preludio de momentos de máxima tensión.

El alarido de Cristiano Ronaldo en la entrega de su tercer Balón de Oro le ha granjeado algunos comentarios negativos de puertas hacia afuera por su carácter pueril, pero en el interior del vestuario ha sido ponderado de una forma radicalmente opuesta. Allí el mensaje ha dejado la lectura deseada, la de absoluta unidad para conseguir el difícil objetivo de remontarle al Atlético de Madrid el 2-0 de los octavos de final de la Copa del Rey.

Y es que el luso elevó los decibelios de su discurso en Zúrich en respuesta a un desafío lanzado por sus compañeros. El tradicional ‘no hay huevos’ de cualquier grupo de amigos que acaba convertido en situaciones de lo más rocambolescas fue la gasolina que prendió una mecha que se transformó en berrido y que desembocará en un Bernabéu en llamas para recibir a los vecinos en un ambiente lo más hostil posible.

Fue un estímulo, un ‘aquí estoy yo y aquí estáis todos conmigo’ que ha puesto firme a la plantilla y arengado a todos tanto o más como la charla que Florentino Pérez le dio a la expedición blanca en el vuelo de regreso. El presidente, en el avión fletado por la Fifa, conversó distendidamente con Ancelotti, James, Ramos y el propio Cristiano Ronaldo, quien atendía a las palabras del mandamás en presencia de su hijo. Dos fueron los ejes del diálogo, recordar el 3-0 de la pasada temporada en la competición del K.O y tratar de apagar por completo cualquier atisbo de problema entre las dos megaestrellas del equipo, Ronaldo y Gareth Bale. El primero de los temas no guarda ninguna diferencia entre lo que piensa la directiva y la opinión de los jugadores.

Demasiadas cuentas pendientes y demasiadas ganas como para ponerse a pensar en lo difícil que será la parte final del año con una competición añadida, con dos duelos frente al Barcelona en el horizonte y un desgaste que todos dan por bueno a cambio de una remontada. El segundo tampoco ha dado para más. La buena relación entre los dos jugadores más determinantes del club sufrió apenas una mácula en la acción del extremo galés el pasado sábado frente al Espanyol. Si alguien entiende el concepto extremo de ambición y lo difícil que es para un depredador entregarle la presa a un compañero, ése es Cristiano Ronaldo. Así se lo han hecho ver y así lo ha digerido la estrella de Madeira, que lejos de sentirse amenazado en su papel de macho alfa sabe que cuenta en Bale con uno de sus mejores aliados a la hora de conseguir los premios colectivos del club.

Conseguido el objetivo de que no haya disidentes en el equipo, toca convencer a la afición de que la remontada es posible. La primera herramienta de propaganda ha sido enseñar las ‘cabezas cortadas’. Para ello todos los galardonados en Suiza posaron en el entrenamiento de Valdebebas con los trofeos alcanzados. Ver juntos al mejor jugador de 2014, al artífice del mejor gol del año y a dos miembros de la mejor defensa y el mejor medio del curso pasado son ahora motivos para el optimismo. Keylor Navas, que será el portero titular, enfatizó el mensaje: «Necesitamos que la afición esté con nosotros, nos apoye y venga al estadio, porque nosotros vamos a dar nuestro 100% para poder ganar».