FÓRMULA 1. GRAN PREMIO DE CHINA
Mercedes vuelve por sus fueros
Hamilton y Rosberg dejan atrás a los Ferrari, que son los únicos en poder alcanzarles .
Lewis Hamilton, de Mercedes AMG, pilotando su monoplaza ayer en el circuito de Shanghái.
Si hay un piloto que sonríe especialmente cuando llega el GP de China ese es Lewis Hamilton. El británico es el gran dominador de la prueba desde 2004, cuando empezó a celebrarse. No en vano, es el que más veces la ha ganado (tres), el que más ‘poles’ ha conseguido (cuatro), el que más veces se ha subido al podio (seis), el que más vueltas rápidas ha marcado (dos), el que más puntos ha conseguido (111) y el que más kilómetros ha dado en cabeza (769). Todo apunta a que este año va a mantener esta línea de absoluto dominio. Bajo el modo ‘Hammer Time’, el campeón del mundo se presenta como el gran favorito en todas las apuestas. El viernes ya demostró que está en condiciones más que claras para repetir. Tanto con neumáticos medios, el más duro del fin de semana, como con blandos, el más competitivo, confirmó las sospechas: lo de Malasia fue un pequeño susto. Los números no mienten: su ritmo de carrera en tandas largas estuvo en torno al 1:42 bajo; el de sus rivales, en más de 1:43. El de Fernando Alonso, en 1:45.
Obviamente también a una vuelta fue el mejor: bajó en más de siete décimas su crono más rápido de la temporada pasada
¿Quién podrá parar a Hamilton, viendo estos datos? El único que puede mirarle a los ojos sin pestañear: su compañero Nico Rosberg. Y es que si para el británico este va a ser un gran premio especial porque se le da realmente bien, para el alemán no lo será menos: aquí logró, en 2012, una victoria que además tuvo su punto cabalístico. Aquella supuso la primera para la escudería germana como tal desde el Gran Premio de Italia de 1955, que la consiguió en su centésimo décimo primer intento, es decir, en el 111, y justo 111 años y tres semanas después de que Mercedes consiguiera su primera victoria absoluta, en las ‘Semanas de la Velocidad de Niza’ de 1901. Es decir: todo parecía escrito.
Si saber quién va a ser el vencedor en Shanghái este fin de semana es un misterio más bien fácil de averiguar, hay otro mucho más escondido: la renovación de Hamilton. El campeón insiste en que todo va por el buen camino, pero haberse quedado sin representante (lo despidió él mismo) le ha obligado a tragarse toda la jerga legal del acuerdo que está negociando.