León también se sumó a la gran fiesta azulgrana
Los aficionados del Barcelona llenaron las terrazas de la plaza Mayor.
La fiesta venía en color azulgrana. El buen momento de los Messi y compañía dejaba pocos resquicios para que se colara la sorpresa a pesar del intento de Morata cuando firmó el empate a uno. Ese fue tal vez el único momento en que algunos nubarrones con amenaza de duda oscurecieron la fiesta de los culés leoneses que ayer llenaron las terrazas con los colores de su equipo. El gol inicial de Rakitic animó el trasiego de cervezas y refrescos; el de Morata también —que las penas se pasan mejor con un trago— cuando llegó el de Luis Suárez los grifos echaban humo y con el de Neymar la apoteósis final de todo buen espectáculo. Era su día y era su fiesta, la coronación de su equipo como nuevo campeón de Europa, cogiendo el relevo del destronado Madrid hace un año por estas fechas. Sic transit gloria mundi... que dirían los clásicos. Y cuando el árbitro pitó el final instantes después del gol del delantero brasileiro, concierto de pitos por las calles, cohetes, brindis, abrazos y cánticos. León en definitiva se sumó a la parafernalia del fútbol y del éxtasis azulgrana como nuevos monarcas europeos.