Diario de León

La Roja ilumina un Reino que no es de Piqué

España remonta el madrugador tanto de Costa Rica con goles de Alcácer y Cesc y después el canario da luz a La Roja mientras la grada pita al central catalán y Keylor Navas evita un resultado mayor.

Aleix Vidal, Nolito y Paco Alcácer, autor del primer gol, felicitan a Fábregas tras marcar el definitivo 2-1 ante un Keylor Navas que evitó la goleada.

Aleix Vidal, Nolito y Paco Alcácer, autor del primer gol, felicitan a Fábregas tras marcar el definitivo 2-1 ante un Keylor Navas que evitó la goleada.

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León vibró con la selección de todos los españoles. La Roja venció a una engorrosa Costa Rica por la mínima, después de remontar el tanto tempranero de Venegas con los goles de Alcácer y Cesc Fábregas antes de concluir los primeros cuarenta y cinco minutos (2-1). Pero León no entendió que el conjunto local y su equipo ayer era España. Excluyó a Gerard Piqué de su bloque como si se tratara de un enemigo. Salvo algunos tímidos aplausos al barcelonista por parte de un sector de la afición, el resto de la grada abroncó al jugador hispano cada vez que tocó el balón. La Real Federación Española de Fútbol tomó nota de esta desagradable incidencia. Siempre constará ese borrón en el expediente del Reino de León, que precisamente ayer no fue dominio de Piqué.

España se impuso a Costa Rica, la revelación del pasado Mundial en el que La Roja apagó el brillo de su estrella. En León, y aunque era un amistoso, España recuperó el resplandor que le dio el juego de toque de los jugones, sobre todo en la segunda parte cuando saltó al campo Silva. El canario actuó de director de orquesta y ordeno todo el juego de la selección. Su fineza con el balón, habilidad y visión enloquecieron a la defensa costarricense hasta convertirla en un manicomio, en el que sólo se mostró cuerdo el guardameta Keylor Navas. Gracias a sus intervenciones, algunas de ellas prodigiosas, como la mano que le sacó a Sergio Ramos cuando el balón ya se colaba, evitaron una derrota muy dolorosa para los ‘ticos’, que merced al cancerbero madridista no se produjo.

El bloque que dirige Vicente del Bosque demostró verticalidad y quiso regresar al juego idílico que maravilló a todo un país con la consecución de dos Eurocopas y un Mundial de forma consecutiva. León no quiso entenderlo y el ambiente, colosal en los demás sentidos, quedó cada vez que tocó el balón Piqué demasiado difuminado. La fiesta leonesa del fútbol no fue completa.

La Roja fue más efectiva que efectista. No jugó un gran partido, que sólo se recordará por el trato vejatorio de la afición leonesa a Piqué, porque alternó dudas en defensa con eficacia arriba. Cuando tocó y se asoció, su fútbol mejoró pero se quedó a cero. Silva iluminó el juego de España. Eso sí, Cesc aprovechó el encuentro para demostrar que puede ser fundamental, marcando el segundo gol y asistiendo el primero a un Paco Alcácer con olfato.

Muchas conclusiones más no se pueden sacar de un duelo que tenía el morbo de ver juntos a los porteros del Real Madrid en acción y que están en boca de todos: David de Gea, Keylor Navas e Iker Casillas. Los dos primeros actuaron como titulares, completaron una buena actuación, y el tercero fue aclamado por la afición del Reino, demasiado pendiente de Piqué, lo que indignó a la expedición de la selección.

Un encuentro que sirvió para demostrar que La Roja vuelve a ser un equipo asociado tanto dentro como fuera del campo. Recuperó su aureola victoriosa con un juego en la segunda parte que recordó a su mejor versión, aunque dista camino por recorrer. Y León, sí vibró con su selección, pero que equivocó de cabo a rabo con Piqué.

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