Diario de León

Copa América

Tras la derrota, Messi no quiso hablar y Mascherano sugirió renunciar al seleccionado

Como en Brasil 2014, la imagen del mejor jugador del mundo mirando desconsolado el trofeo se convirtió en el tema de la final

El delantero argentino Lionel Messi tras la tanda de los penaltis del partido Chile-Argentina, de final de la Copa América de Chile 2015, en el Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos de Santiago de Chile.

El delantero argentino Lionel Messi tras la tanda de los penaltis del partido Chile-Argentina, de final de la Copa América de Chile 2015, en el Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos de Santiago de Chile.

Publicado por
ABEL GILBERT
León

Creado:

Actualizado:

Otra vez el Leonel Messi del seleccionado argentino vio pasar cerca suyo el trofeo que parecía quedar en sus manos. Su inexplicable adversidad ha tenido en la noche de Santiago casi un peso equivalente a la victoria de Chile por penales (4-1) en la definición de la Copa América. Los ojos de Messi, incrédulos, al borde del llanto, frente al galardón de plata: una imagen calcada de la del 3 de julio de 2014, cuando el mejor jugador del planeta se quedó en el Maracaná sin el premio final. Una foto más queda para la historia. “La gloria queda atragantada, un nuevo dolor”, dijo en Buenos Aires el diario La Nación. Horas antes, había clima de fiesta. Las calles de la capital argentina se vaciaron, y no fue por el frío. En cambio, las de Santiago vieron pasar una caravana de la felicidad, con los jugadores en procesión triunfal por la Alameda, en camino hacia la sede presidencial, donde fueron recibidos por una Michelle Bachelet que, en el peor momento de su popularidad, no dudó en vestirse con los colores rojos y recibir a los campeones. Hubo incidentes menores.

Pero, más allá de los chilenos, casi todos hablaban en La Pulga, la que tuvo un año perfecto con el Barcelona y que se quedó sin nada con su selección. A Messi no le interesan los segundos puestos con Argentina. Sus gestos fueron elocuentes en el Estadio Nacional. Cuando le entregaron la medalla, se la sacó del cuello, como si fuera un objeto irrelevante.

Es la tercera final en la que en su rostro se dibujó el rictus de la derrota. La primera vez en la Copa América que se disputó en Maracaibo, en 2007. Hace un año, se abrió la herida del Mundial que esperaba cerrarse un poco en Chile.

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA

Leo, que había estado sumamente locuaz tras la goleada contra Paraguay por 6-1, esta vez se fue en silencio a los camarines. Javier Mascherano tomó la palabra. “Es una tortura. No le encuentro explicación, quizás sea yo. Otra vez nos faltó esa cuota de suerte en las finales. Es un karma, no lo sé. Quisiera disfrutar como nadie con esta camiseta pero me toca sufrir...”. El “Jefecito” ayer dio nuevamente pruebas de su entrega sin límites. La derrota tuvo sin embargo un efecto devastador. “Yo no puedo pensar en el futuro. No es momento de decir nada. Nos tenemos que ir de vacaciones y dejar que la cicatriz vaya cerrando y en su momento veremos qué es lo que pasa. Son golpes demasiados duros. Venimos haciendo las cosas medianamente bien como para que nos pase algo así. Son golpes y en la cabeza te da vuelta: doy un paso al costado y que venga otro. Pero no es momento de tomar una decisión. Hay que sufrir y después habrá tiempo para pensar”.

Claudio Bravo, muy cerca de él, pero esta vez separado por los colores nacionales, era, en tanto, pura felicidad. “Soñaba con levantar una copa con Chile como capitán. Es algo muy lindo para nosotros. No hay nada mejor que ser campeones de América, El pueblo chileno necesitaba triunfos. Hoy dimos un paso importante. Que lo disfrute todo Chile. Siempre hemos defendido al máximo la camiseta. Esta es una generación de jugadores privilegiada. Esto es para todos lo que no la han pasado bien y que con el fútbol les damos una alegría por todo lo mal que lo han pasado”.

Para Chile, la Copa era una epopeya por escribir. Y por eso, el entrenador, el argentino Jorge Sampaoli, los motivó con un video con la historia de los 33 mineros de San José de Copiapó. Si ellos pudieron ascender de las profundidades, ¿qué no podían realizar los jugadores? El mensaje caló hondo. Sampaoli es, desde anoche, un nuevo héroe de ese país. El hombre que profundizó el camino iniciado por otro compatriota, Marcelo Bielsa. “Me saco el sombrero porque Chile tuvo la valentía de jugar así una final”, dijo, pero previno: la alegría no es eterna. “Las eliminatorias no tienen nada que ver con esto, serán muy duras. Clasificar será muy duro y se tendrá que consolidar este grupo porque lo que se viene será mucho más difícil”.

Gerardo Martino no pudo disimular su desazón. Dijo que Argentina se quedó con las manos vacías porque le faltó “meter las que tuvimos”. Y al igual que en Brasil 2014, Gonzalo Higuain, un delantero con un excelente promedio de gol (uno cada dos partidos) erró en el instante decisivo. Primero, cuando estaba por terminar el partido, cundo Bravo ya no tenía nada que hacer. Después, en los penales. “El que debió haber ganado el partido es Argentina”, consideró Tata, mientras en el estadio se iniciaban los festejos con los fuegos artificiales. “Igual la derrota no significa nada respecto al futuro. Seguiré con estos 23 jugadores, más algunos que no estuvieron. El día de mañana me lo imagino exactamente igual al de hoy. Apoyo a muerte a este equipo, ellos juegan y lo hacen con una gran entrega y honestidad”.

APUNTEN CONTRA MESSI

Los lectores del diario chileno El Mercurio eligieron a Gary Medel como el gran jugador del certamen. Y, en estas instancias, todo es según el cristal con que se mire. Del otro lado de la Cordillera de Los Andes, la televisión pasaba una y otra vez la patada contra Messi que le valió la amonestación. El astro del Barca vivió en el césped del Estadio Nacional. Casi siempre derribado y no siempre lealmente. El árbitro colombiano, Wilmar Roldan, será recordado por su indulgencia con los defensores chilenos.

La Pulga recibía patadas a troche y moche en la cancha. En las plateas, sus padres, Jorge y Celia, y los hermanos Rodrigo y Matías, enfrentaron un mal momento cuando fueron agredidos por hinchas locales que los reconocieron. El incidente se desencadenó cuando los familiares protestaron en voz alta por una falta de Marcelo Díaz al capitán del seleccionado. Primero llegaron los insultos. Luego, los escupitajos. El embajador de la Argentina en Santiago de Chile, Ginés González García, se vio obligado a intervenir para que la situación no empeorara.

Pero estas son, en Argentina, anécdotas menores. La gran pregunta de hinchas y especialistas es por qué la selección no estuvo a la altura de lo que había insinuado. “Otra vez será”, se consolaron los argentinos. “Pesadilla”, tituló La Nación. “El duelo será largo”, dijo Olé. “¿Cuántas finales más llegará a tener (Messi) con la Selección?”.

tracking