Pocas codornices en la apertura

Ha comenzado la Media Veda y los cazadores con sus perros han vuelto a los campos y rastrojeras de páramos vegas y oteros. La apertura de la temporada se produce en una fecha muy especial, en pleno periodo vacacional y con los pueblos repletos de esos veraneantes que, en su mayoría, retornan por unos días a la localidad que les vio nacer. Por eso no resulta extraño que los aficionados acudan de forma masiva a su cita con la codorniz, la más pequeña de las gallináceas que se cazan en España.

La madrugada del sábado 15 de agosto se presentaba con temperatura mas fresca de lo normal y sin viento. Apenas comenzaba a amanecer, a las siete de la mañana, los aficionados se concentraban con sus perros en los lugares establecidos en cada acotado. Sobre las siete y cuarto, casi entre dos luces, sonaban los primeros disparos acompañados de los ladridos de los canes. Minutos después las detonaciones se escuchaban por todo el campo, pero en menor medida que el pasado año, lo que anticipaba un mal día de caza. A las diez de la mañana, cuando todavía no se había secado el rocío del alba, los ánimos habían decaído considerablemente, especialmente en ciertas zonas en las que el pasado año hubo una considerable abundancia. Parece evidente que nos encontramos ante un año muy flojo y anómalo en cuanto a distribución de la codorniz.

Pocos ejemplares

Mucho se había especulado en las tertulias sobre la cantidad de codorniz que iba a haber esta temporada. La entrada de primavera había sido buena, pero la climatología no había sido propicia para que la pequeña gallinácea se asentase y nidificase con normalidad. El mes de julio más caluroso desde que existen registros y un importante adelanto en la cosecha de cereal habrían movido las codornices hacia lugares más frescos, pero la fuerte bajada de temperaturas del jueves y viernes podían haberlas movido de nuevo. A tenor de los muestreos realizados telefónicamente a las once de la mañana un promedio de tres o cuatro codornices por cazador sería acertado.

Haciendo un recorrido por la geografía provincial podríamos decir que se ha cazado mejor en el Páramo Bajo, con ‘piñas’ aceptables. Mucho peor se ha cazado en el resto del Páramo y mal también en las vegas del Esla y del Porma, donde las cuatro codornices pueden ser el promedio, si bien ha habido cazadores que con un buen perro han sobrepasado esta cifra. Tampoco en la comarca astorgana se ha cazado bien. Flojos resultados se han dado también en los secanos del sur, si bien algo mejor en las zonas donde los valles llevan agua y se riegan parcelas en precario.

A los aficionados les espera una media veda bastante difícil, en especial a los que no dispongan de un perro astuto y experimentado. Los rastrojos no tienen codorniz y hay que buscarlas en los ‘adiles’ o perdidos, con abundante maleza o en las cunetas. Tras las primeras jornadas y una vez que se asienten los ‘canes’ y se muevan las polladas la situación podría mejorar.

Queda claro que el cupo de 30 codornices lo conseguirá uno de cada mil, pero media docena de pájaros con un buen can es factible. La climatología será determinante pues la llegada del frío o de la lluvia movería las aves hacia el sur, y en la montaña, donde no se caza, dicen que hay bastante codorniz. Es factible que se produzca en los próximos días una entrada importante que afectará de forma positiva a las zonas de paso, esto daría la razón a Miguel Fierro que anunció una campaña de menos a más. En todo caso todos los martes, jueves, sábados y festivos los aficionados tienen una cita, de madrugada o de tarde, con el campo.

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