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ATLETISMO

‘Superlópez’ ya es el número uno

El murciano logra la octava medalla de oro para España en un Mundial, seis años después de que Marta Domínguez sumase la última. Es el tercer marchador, tras Massana y Bragado, con un título.

Miguel Ángel López muestra orgulloso en el podio su merecida medalla de oro en marcha.

Publicado por
FERNANDO MIÑANA | PEKÍN
León

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Cuando los tres marchadores chinos salían del estadio al frente del grupo, estirándolo, uno de ellos, todo entusiasmo a pesar de los 20 kilómetros que tenía por delante, alzó el puño hacia la grada. Miguel Angel López no pestañeó. El murciano se colocó a su estela y continuó marchando. Cuando, ya en el kilómetro 13, Zhen Wang dio un tirón demoledor y se escapó en solitario, López no pestañeó. Siguió a su ritmo sin perderle de vista. Pero en el 17, cuando empezó a ver que los rivales comenzaban a derrumbarse a sus espaldas, se fue a por Wang. Le echó el guante y entonces el asiático replicó con otro cambio. Ahí hubo un momento de incertidumbre, de dudas sobre sus propias fuerzas, pero entonces rebuscó en sus pensamientos hasta dar con la carrera de Zúrich, donde se proclamó campeón de Europa hace un año, y entonces visualizó que él es Superlópez, el mejor marchador del mundo.

Miguel Angel López, 27 años, entró al estadio sabiéndose campeón. Y entonces fue él quién elevó sus puños. En la curva chocó su mano con la de Borja Vivas, que calentaba para la clasificación de peso, como hace 37 años, cuando Jordi Llopart saludó a Moracho en Praga. Era el nuevo campeón del mundo, la medalla de oro era suya, la octava para el atletismo español a lo largo de la historia, la tercera para la marcha desde que Massana (20 km) y Chuso García Bragado (50 km) triunfaran en Stuttgart en 1993.

Superlópez usó todos sus ‘superpoderes’: la resistencia física para no flaquear a pesar del calor y la humedad; la velocidad que le dan las series cortas que no todos entrenan, para cazar y descolgar a Wang; la sangre fría para tomar siempre la decisión más acertada y saber interpretar las carreras; y una técnica excelente que aporta seguridad y ahuyenta a los jueces. Y se impuso con su mejor marca personal (1:19.14) dos años después de ser tercero en el Mundial de Moscú. Por eso es el campeón de Europa y del mundo, algo que sólo había logrado otro marchador en los 20 km (Ilya Markov) y otro español, el maratoniano Martín Fiz. Ahora, claro, también es el favorito para los Juegos, el próximo año. Esa es la fijación de su entrenador, José Antonio Carrillo, el hombre que quiere otra pieza para su colección de gorras olímpicas, otra batallita que contarle a sus nietas.

En Río se calará la quinta. Y piensa en la gloria bajo la antorcha porque ve el estado de forma de su alumno y sabe que puede ser campeón. O algo más. Por eso ya se ha estudiado el calendario y sabe que podría disputar los 20 kilómetros y unos días después, si acaban decidiéndose a intentarlo, los 50. Todo un desafío para Superlópez.

«Era lo que buscaba porque venía a ganar»

El lamante campeón del mundo de 20 kilómetros marcha, aseguraba sentirse «bastante emocionado» con su triunfo, que «es lo que buscaba. Me he encontrado muy bien, iba en todo momento controlando, con sensaciones muy buenas», añadió el campeón español, quien en los últimos kilómetros mantuvo un emocionante duelo con el chino Wang. «Me iban avisando de que (Wang) llevaba dos avisos, me he lanzado a por él», explica, ya que confiaba en que su rival no se arriesgaría a una tercera amonestación que le habría supuesto la expulsión y quedarse sin medalla. «He hecho unos parciales rapidísimos. Cuando le he cazado me ha pegado otro cambio. Me he quedado reservando para aguantar la ultima vuelta y darlo todo ahí». Tras su ataque, que resultó definitivo, «he visto que se quedaba y me he venido arriba y he podido disfrutarlo».

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