Diario de León

Es tiempo de torcaces

A falta de codornices, los cazadores salen en busca de las palomas y las tórtolas comunes en estos inicios de la campaña.

Un grupo de cazadores en la ribera del Torío.

Un grupo de cazadores en la ribera del Torío.

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PEDRO VIZCAY | LEÓN
León

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Desde el pasado sábado ya se pueden cazar las palomas torcaces y las tórtolas comunes. Las primeras, muy abundantes en las zonas de media montaña con espacios boscosos de roble y encina, no han comenzado todavía a emigrar. Incluso las poblaciones que han criado en estos lugares pueden verse incrementadas por las que vienen del norte y se detienen durante algunos días para alimentarse y tomar fuerzas de cara a su retorno a tierras africanas. Muchas de estas palomas ni siquiera abandonarán la Península Ibérica invernando en las dehesas y montes mediterráneos.

Toda la geografía leonesa desde la cordillera Cantábrica a los montes del Bierzo y Cabrera hasta las estepas del sur, son espacios que cuentan con poblaciones de paloma torcaz. El hábitat de esta ave, de considerable tamaño, no se reduce a las zonas boscosas, ya que se extiende por las llanuras y oteros siempre que haya masas arbóreas como puede ser la vegetación de ribera donde anidan y duermen y también cárcavas de difícil acceso. La alimentación es muy variada, desde todo tipo de granos y semillas de cereal hasta legumbres o gramíneas como lentejas, garbanzos o titos. Durante su travesía el alimento más común son las bellotas de roble y encina. Los campos de girasol son lugares especialmente atractivos para esta paloma, muy prolífica, que saca adelante varias crías de dos polluelos cada una a lo largo de la primavera y del verano. De comportamiento gregario se juntan en pequeños bandos que pueden llegar a un considerable número de individuos a la hora de realizar sus largas migraciones.

En las áreas urbanas llegan a ser muy confiadas, anidando incluso en parques y jardines próximos a las grandes ciudades. Este comportamiento cambia de forma radical en el monte o en el campo donde son esquivas y desconfiadas. Las migraciones de principios de otoño son espectaculares, de forma que pasan en grandes bandos por el Pirineo. Los valles del Iratí o de Orbaiceta en Navarra son pasos tradicionales, pero también otras zonas del Pirineo aragonés. Cuando el viento llega del Sur, es decir, se lo encuentran de cara, cruzan muy bajas pegadas a las copas de los árboles. Es entonces cuando resultan un tiro espectacular desde los puestos ubicados a gran altura en los robles o las hayas. Si el viento llega del Norte, a favor, pueden pasar muy altas lejos del alcance de los perdigones. A lo largo de su travesía de la Península han de cruzar otros pasos montañosos en el Sistema Ibérico, el Sistema Central o Sierra Morena, donde también existe gran tradición en su caza.

En la provincia de León se cazan palomas de forma ocasional, ya que no son una especie cinegética preponderante. A pesar de ello las zonas de media montaña próximas a la capital, a lo largo de los valles del Bernesga y del Torío, Órbigo y Luna, así como amplias zonas del Bierzo y Cabrera conservan estimables poblaciones de torcaces. Parece que nos encontramos ante una buena temporada en la que además ya han comenzado a entrar palomas en las zonas de ribera del bajo Esla y del Cea. En las próximas semanas serán un complemento a las menguadas codornices.

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