Keylor Navas, un camino de rosas en el que no han faltado espinas

Su estancia en el Real Madrid no ha sido nunca un camino de rosas sin espinas. Vivió con respeto el fin del ciclo de Iker Casillas la pasada campaña, sintiendo que merecía jugar más, y en el momento que pasa a ser primer portero, a la presión que asume por estar en un grande le añade la de rendir con la sombra de David de Gea planeando siempre en torno a él, hasta que no se ha producido el fichaje del madrileño.

Esta sombra no le ha afectado al costarricense que cree ciegamente en sus condiciones y ha provocado con su firmeza que el madridismo se cuestionase en los últimos días la necesidad de pagar 30 millones de euros por otro portero cuando tenía la portería bien cubierta. Dos partidos oficiales y cero goles. Ante el Real Betis brillando en dos acciones, la primera muy felino para salvar un gol cantado y la segunda confirmando su fama de para penaltis, se ganó la admiración del Bernabéu. El frustrado fichaje de De Gea le da su oportunidad.