Diario de León

LUCHA LEONESA. El RELEVO de LA CANTERA

Esos gallos bajitos tan grandes

El pasado sábado concluían en Cistierna los Trofeos Diputación de Base y Juvenil. La Lucha más esencial queda a la espera de nuevas oportunidades.

Rodri del Blanco, garra sin atadura de años, con ‘Flechina’.

Rodri del Blanco, garra sin atadura de años, con ‘Flechina’.

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A. BARREÑADA | LEÓN
León

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Discretos, como los de verdad grandes, los de la lucha leonesa más fundamental concluían en Cistierna, en la tarde del sábado 5 de septiembre, su «temporada de verano». Doce corros, iniciados en Prioro el 27 de junio (los más de ellos concentrados en el mes de agosto) han integrado los Trofeos Diputación en sus ediciones número veintiocho para la base y veintitrés para los juveniles.

Un total de noventa y seis participantes en el conjunto de categorías, contando con los cuatro bretones que se sumaron a los cadetes en el corro de Valdefresno, si bien, la media de participación no llegaba a los sesenta por cada una de las jornadas. Mejorable, de manera especial en cadetes y juveniles, donde han sido demasiado marcadas, de manera repetida, las mínimas presencias. Al respecto, la aplicación de norma correctora existente o de la que se haga necesaria, parece imperioso.

Entre todos ellos, dieciséis luchadoras, más exactamente, entre las tres primeras edades (de pre-benjamines a infantiles), pues a partir de los catorce años ellas se ven obligadas a competir en sénior. Y a pesar de todo, destacadas campeonas, como Ainhoa Fierro y Alicia Rodríguez en benjamines o Sandra López en alevines, quien conseguía los setenta y dos puntos posibles, imponiéndose en las doce convocatorias. Ese mismo carácter de vencedor absoluto lo logró Adrián Rodríguez en cadetes, ambos en peso medio.

Junto a los campeones, digna de la máxima consideración el papel de los «prebenjamines», los de menos años, nunca menores en calidad y atractivo: para muestra el ‘benjamín de los benjamines’, Rodrigo del Blanco, de Taranilla, un verdadero gallo. O, en el otro extremo de las edades, esos reducidos pero excelentes juveniles que doblaban competición propia con la de los sénior; como ejemplo, la pareja de Adrián Fierro y Javi Sancho, rivales al cinto desde que pudieron agarrarlo, y siempre en noble amistad, la que sigue siendo especial valor de estos de menos años, y sin embargo tan gran interés...

Concluida su «liga», a la espera de oportunidad, como la del ‘Interescuelas’, o los corros especiales. Merecen más.

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