Purito, de rojo por un suspiro

Siete puertos por delante, el último con rampas que alcanzaban un desnivel terrorífico del 30%, y una batalla por esclarecer, la del maillot de líder, configuraban un escenario con excelsos alicientes para la considerada como etapa reina y, tal vez, la más decisiva de la Vuelta a España.

Por delante, los 185 kilómetros que separaban la salida de Luarca de la meta ubicada en el concejo de Quirós, en la Ermita de Alba, una parada inédita de estación para un tren, el de la ronda ciclista que ayer coronaba como nuevo líder a Purito Rodríguez. Eso sí, para nada disipaba la incertidumbre dado que los gallos, salvo un Valverde que se desfondaba en las primeras rampas de la ascensión al último puerto, llegaron con apenas unos segundos de margen, insuficientes para que el jefe de filas del Katusha pueda estar tranquilo a pesar de vestir el maillot rojo, tampoco para que el hasta ayer inquilino de dicha maglia, el italiano Aru, se vea mejor posicionado para llegar a Madrid como vencedor aprovechando su mayor consistencia en la contrarreloj de mañana en Burgos, y menos que el holandés Dumoulin de por perdido un triunfo que precisamente en la lucha contra el crono puede ponérsele en bandeja.

Ayer era la oportunidad tanto para Purito como Aru de eliminar a un ciclista eminentemente rodador y más proclive a brillar en las cronos que precisamente se ha destapado sorprendentemente como notable en la montaña. Pero ni uno ni otro fueron capaces de meterle más de 30 segundos en la meta. Y eso sin duda abre el panorama al ciclista del Giant que mañana puede dar un vuelco a la general.

Y eso que con una jornada con siete puertos y el cansancio acumulado de mil batallas de la que se esperaba mucho. Y más después de que nada más iniciarse se abriera la batalla. No por los gallos si no por aquellos cuya mayor gloria era hacerse con el triunfo parcial en la meta de la Ermita de Alba. Primero fueron cinco los que lograban sacudirse la vigilancia del pelotón, entre ellos el líder de la montaña, Omar Fraile (Caja Rural), dispuesto a asegurarse dicho reinado. y a fe que lo consiguió. Luego se unieron otros cinco más para conformar un grupeto que llegó a superar los 22 minutos de rédito. Para el pelotón principal y en especial para los ‘gallos’ ninguna reportaba excesivo peligro. Tampoco el veterano Frank Schlek para el que el hambre de triunfos aún sigue vivo. Puerto a puerto y con el entendimiento como mejor arma los kilómetros fueron pasando bajo sus tubulares para presentarse en el tramo definitivo con un botín de tiempo suficiente para que alguno de ellos se apuntara la victoria.

Por detrás el Katusha era el encargado de imponer el ritmo preparando una previsible batalla de altos vuelos con Purito como protagonista. Pero esa cadencia de pedaleo no fue suficiente para desgastar a alguno de los favoritos. Tampoco cuando el Tinkoff pasaba a dominar la parte delantera de una formación algo más diezmada en efectivos. Ni cuando el Astana pasaba también al ataque. Por el Cordal lo único que se movía era el grupo de escapados que quedaba reducido a ocho. Y a 18 minutos un pelotón que parecía iba a centrar todas las hostilidades en la ascensión a la Ermita de Alba.

A los pies de este coloso que estrenaba presencia en la Vuelta llegaron todos. Y ahí Tinkoff y Astana intentaron jugar sus bazas. Mikel Nieve (Trek) también buscó su oportunidad pero nada iba a cambiar. Sólo que en las rampas más duras Valverde cedía terreno. Un poco más tarde lo hacía Dumoulin pero poco más de una veintena de segundos respecto a Purito y Aru al que la presunta debilidad cuando durarte varios kilómetros se le vio en la parte trasera del grupeto de gallos no fue tal.

Por delante Schleck, que había dinamitado el grupo de fugados en la ascensión a la Cobertoria,lograda dejar atrás a Torres para vestir la gloria parcial del triunfo de etapa. En la general Purito arañaba dos segundos a Aru para hacerse con el liderato por un segundo. A 1:51 está Dumoulin. Después de lo de ayer, el gran candidatos para apuntarse la Vuelta 2015.