Diario de León

A LOS JJ OO DE RÍO

«He demostrado que con 29 años puedo estar con las mejores del mundo»

Para Carolina Rodríguez el 11 de septiembre de 2015 quedará guardado en su inmenso baúl de recuerdos deportivos como uno de los más importantes de su vida. Y las diez de la noche la hora en la que sobre el tapiz del Porsche Arena lograba un hito histórico, ser la gimnasta más longeva en acudir a unos Juegos. Y como toda una campeona no podía hacerlo más luciendo su clase

Carolina Rodríguez nada más llegar a León posa en plena calzada

Carolina Rodríguez nada más llegar a León posa en plena calzada

León

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Eterna, espectacular, única… Con estos calificativos puede resumirse de manera somera la dimensión de Carolina en la gimnasia, no sólo leonesa y española, también mundial. Porque sólo ella es capaz de superar las adversidades y con 29 años plantarse en un Mundial para acabar entre las mejores. Novena en un deporte donde las gimnastas de las ex repúblicas soviéticas lo monopolizan casi todo y ante las que la pupila de Ruth Fernández daba toda una lección para asegurarse el billete a Río. Será en menos de un año en su tercera presencia en unos Juegos donde, sin duda alguna, pondrá el mejor colofón posible a su trayectoria deportiva, la de una gimnasta extraordinaria.

—Con el paso de las horas y una vez reposado el éxito, ¿qué sensaciones le quedan?

—De una alegría tremenda. Incluso ha salido mejor de lo que esperaba. Bien es cierto que tenía depositadas muchas esperanzas en este Mundial y en poder acabar entre las 15 mejores para ganarme una plaza para los Juegos y no tener que acudir al Preolímpico. Sabía también que iba a ser muy difícil, máxime si en la nómina de participantes no faltaba ninguna de las mejores. Pero también confiaba en mis posibilidades. Creo, no lo voy a negar, que ha sido un éxito que tiene detrás de sí muchas horas de trabajo, sacrificios y la ayuda de mucha gente que ha estado a mi lado desde el preparador físico a mi entrenadora Ruth pasando por los responsables del Ceard, compañeras y, sin duda, mi familia.

—Y además novena del mundo, su mejor resultado en un campeonato a estas dimensiones.

—Han sido unos días muy especiales. Si me dicen hace cuatro años que estaríamos aquí no me lo creo. Y más después de Londres que tuve que pasar por el quirófano o el pasado año que llegué a plantearme dejarlo y renunciar a algo que es mi pasión. Pero gracias a los que me han apoyado, a Drasanvi que se ha volcado en el patrocinio y a que soy muy cabezona decidí seguir y buscar acabar mi carrera en la élite de la mejor manera posible. También para darme una satisfacción a nivel personal.

—En un deporte como la gimnasia rítmica de tanta exigencia en el que con 23-24 años ya se considera que ha llegado el momento de decir adiós, incluso antes, ha demostrado que con usted eso no va, que es todo lo contrario, a cada año que pasa está mejor. Y ya tiene 29.

—Hasta yo misma me he sorprendido de lo que estoy consiguiendo. Siempre he dicho que cuando me viera que no era capaz de rendir como quería lo dejaba. Pero con el paso de los años y a pesar de las lesiones y problemas propios de un deporte tan exigente en el apartado físico me estoy encontrando mejor. No creo que exista una pócima sino trabajo, trabajo y más trabajo. Y convencerme de que lo puedo hacer. Ahí el trabajo de mi entrenadora Ruth Fernández ha sido esencial.

—¿Cómo la ven el resto de las gimnastas de 18, 20 o 22 años?

—A algunas le puede sorprender que esté a su altura e incluso más alto. Pero a la mayoría creo que les infundo respeto y me dan la enhorabuena. Un ejemplo en este Mundial ha sido la madre de una gimnasta rival mía en el camino a las Juegos, la griega Filiu, que me decía que si alguien se merecía estar en Río era yo. Y no por veteranía sino por méritos deportivos.

—¿Cómo se vive ese momento en el que acaba su participación y le informan que está en los Juegos?

—Es una sensación que no se puede expresar en palabras. Fue maravilloso. Durante la competición y en especial en los tres primeros ejercicios de la final no sabía mi nota. Sólo cuando me lo decía Ruth. Pero era consciente de que los ejercicios me estaban saliendo bien. Ya en el cuarto y tras acabar con el aro y con pocas gimnastas por salir y al verme en la octava posición sabía que había logrado el objetivo. Para mí lo menos importante era la posición, lo que quería es clasificarme para Río. Fue un momento muy emotivo al ver como mi compañera Sara Llana lloraba de emoción, cómo Ruth tampoco podía ocultar las lágrimas… Fue muy especial.

—¿Hay alguna dedicatoria en especial o se acordó de alguien tras su éxito?

—De mucha gente que siempre ha estado a mi lado. Y también quizás de una manera muy especial de dos personas que ya no están en cuerpo entre nosotros pero sí en alma. Del padre de Ruth, mi entrenadora, que siempre estuvo a nuestro lado trabajando de manera incansable por la gimnasia como una pieza básica y esencial en el Club Ritmo. Y también de mi hermano que no pudo verme en unos Juegos competir pero que siempre me decía que llegaría muy lejos y a disputar una cita olímpica.

—¿Cómo se lleva con 29 años seguir al pie del cañón a pesar de que algunos ya la retiraban hace unos años y que por su cuerpo han pasado lesiones importantes?

—Sobretodo con motivación. Pensar que cada día tengo que entrenar y que no debo descuidarme para lograr el objetivo. El intentar llegar a los Juegos era una cosa personal mía. Nadie me ha presionado, todo lo contrario, pero quería demostrar que con 29 años puedo estar entre las mejores. Y lo he demostrado. Eso sí, una de las culpables de esa motivación ha sido i entrenadora Ruth. Ahora toca disfrutar. Primero descansar unos días y luego empezar a preparar, sin la presión de tener que jugarme en enero del próximo año una plaza para Río, la cita olímpica.

—Los éxitos también han servido para dar a conocer un poco más la gimnasia en España e incluso para que muchas niñas quieran seguir sus pasos, ¿es consciente de ello?

—Sí, y si con lo que estoy consiguiendo logro que este deporte tenga en nuestro país un mayor apoyo y repercusión y que algunas niñas quieran practicarlo me doy por feliz y muy satisfecha.

—¿Y el próximo año Río?

—Son mis terceros Juegos y quiero que además sean también el colofón a mi trayectoria deportiva. Ahora lo primero que quiero es descansar y desconectar y dentro de poco menos de un mes volver a entrenar. Me gustaría que las lesiones me respetaran en este año para llegar a Río de la mejor manera posible. Quiero disfrutar de los Juegos y también hacer disfrutar a los demás. Para mí lo importante es hacerlo bien. Y demostrar que con 30 años también se puede estar en la alta competición y en un lugar destacado.

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