Un filial que llega para quedarse

Diecinueve temporadas seguidas en Segunda División B y algún riesgo incluso de descender a Tercera División. Esto es por lo que ha pasado el filial del tercer equipo con mayor número de puntos obtenidos de los tres que han jugado todas las temporadas en Primera División. El Bilbao Athletic descendió en la temporada 1995-1996 (la peor de la Deportiva en las últimas tres décadas y media) a Segunda División B tras haber faltado en una sola ocasión de la división de plata desde 1983.

Con Cuco Ziganda como entrenador el filial rojiblanco ya había intentado un año antes el ascenso, pero se quedó por el camino. La pasada campaña tras superar dos eliminatorias, le tocó en a última medirse al Cádiz CF de Claudio. El 2-0 de San Mamés resultó decisivo. Incluso pudo ganar por goleada.

En la presente Liga aún no sabe el cuadro rojiblanco lo que es puntuar fuera. Perdió 2-1 en Elche y 1-0 en Valladolid. En casa también empezó perdiendo ante el Girona FC, pero ha ganado los dos siguientes encuentros a Real Mallorca y al hasta el pasado fin de semana líder, el Alcorcón. Por tanto, cuenta con los mismos puntos que la Deportiva.

Tiene un joven plantel con futbolistas de la tierra, la mayoría salidos de los equipos de base del Athletic Club y del filial, el CD Baskonia. En la portería destaca Remiro, un arquero que interesó al inicio del verano a la Deportiva y que domina a la perfección el juego con los pies. Dispone de jugadores muy rápidos por banda. Es un equipo que abre el campo y juega muy bien con espacios. Además, es peligroso al contragolpe y en el juego de estrategia.

Villalibre, de 17 años, es el máximo realizador del equipo con dos dianas. Santamaría, estrella del referido partido ante el Cádiz, e Íker Guarrotxena, que vuelve de cesión del Tenerife, son dos de sus hombres más peligrosos en materia ofensiva. Los centrocampistas Unai López y Seguín también han obtenido sendos goles.