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Los cormoranes han llegado

Las inminentes frezas recomiendan el control de las poblaciones del ‘cuervo marino’ con el fin de evitar que se diezmen zonas de peces recién repobladas.

Cormorán grande abatido en la zona del bajo Esla.

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P. VIZCAY | LEÓN
León

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Los aficionados a la pesca que han aprovechado estos últimos días de la temporada para visitar los ríos se han encontrando con la presencia inevitable del cormorán grande. Desde principio de octubre ya se está produciendo una fuerte entrada con bandos que, en ocasiones, superan el centenar de individuos, lo que hace temer una auténtica invasión.

Afortunadamente la mayoría de ‘cuervos marinos’ siguen su camino hacia el sur, aunque muchos se quedan en aguas de León. En estos días se aprecian importantes concentraciones especialmente en aguas del Sil, embalse de Bárcena y laguna de Carucedo, y del Esla, desde Sahechores a Riaño y también aguas abajo hacia Valencia de Don Juan.

En menor medida se observan en otras aguas donde años anteriores las concentraciones eran mayores, como áreas del Órbigo y del Bernesga. Precisamente en la confluencia de Bernesga y Torío pueden verse estos días una docena de cormoranes sobrevolando la chopera o pescando en el río.

Esta especie, predominante marina, inverna no sólo en los estuarios de los ríos, sino también bastantes kilómetros al interior. La cantidad de cuervos marinos, que carecen de depredadores desde que se prohibió la recolección de huevos, está preocupando de forma muy seria en diversos ámbitos donde los salmónidos constituyen una importante riqueza, y no solo en León. Preocupa especialmente la vulnerabilidad de las poblaciones de peces recién repoblados y que son fácil presa del cuervo marino. Pero no es despreciable el efecto que pueden causar sobre otras poblaciones de pequeño y mediano tamaño tanto en aguas corrientes como en aguas embalsadas. Esto ya sucede también en Bárcena y Riaño, donde abundan los ciprínidos. En Castilla y León el cormorán no es especie cinegética por lo que la caza no se permite.

Si se conceden autorizaciones especiales para el control y los propios agentes forestales están habilitados para cazarlos. Tanto los pescadores a título individual, como algunas asociaciones, vienen denunciando el daño que producen en las poblaciones trucheras. «La trucha es una especie de interés preferente y se pesca sin muerte en Castilla y León, pero solo para los pescadores» denuncian los aficionados.

Los estudios revelan una ingesta diaria de 0,3 a 0,5 kilogramos de pescado, especialmente salmónidos, por lo que el daño producido en las poblaciones trucheras es enorme. Destaca además el efecto negativo que la actividad del «cuervo marino» produce en los frezaderos.

Pues bien, en estas fechas ya están próximas las concentraciones de truchas y, cuando mengüen los caudales tras las últimas lluvias se apreciarán las migraciones previas a las frezas. La Consejería de Medio Ambiente, de forma discreta, ha intensificado los controles tanto habilitando a los Agentes Forestales como expidiendo algunos permisos a particulares especialmente damnificados, pero lo cierto es que, hasta la fecha, los efectos apenas se han dejado notar.