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FÚTBOL

Miñambres enseña fútbol en China

El técnico astorgano dirige desde agosto una de las academias más prestigiosas, la Shenzhen Green Athletic, en la que se forman medio millar de jugadores. A su cargo tiene una veintena de entrenadores.

Miguel Ángel, antes de un entrenamiento, recibe una tarta de cumpleños. "Me tratan estupendamente", apunta el maragato.

León

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El fútbol español, con los éxitos de la selección y de sus clubes más representativos, se ha convertido en el espejo en el que se miran millones de jugadores, ligas y países. Entre ellos China. Poder contar con entrenadores y jugadores que den lustre a sus campeonatos se ha convertido en algo habitual.

Precisamente uno de esos embajadores del fútbol español a miles de kilómetros es el astorgano Miguel Ángel Miñambres. Ex jugador del Atlético Astorga club al que hace unas temporadas entrenó en un currículum que abarca también el Veguellina o el Puente Castro, Miñambres hacía precisamente las maletas a finales de agosto para embarcarse en un proyecto ilusionante. Nada menos que hacerse cargo de la Academia de Shenzhen, localidad con 14 millones de habitantes que hace una década disfrutaba de su equipo, el Ruby, del título de Liga.

«Acepté la oferta porque quería probar nuevas experiencias. Cuando me ofrecieron la posibilidad de viajar a China y hacerme cargo de este proyecto me lo pensé poco. Sabía que el reto era importante porque aunque el idioma del fútbol es universal iba a trasladarme a un país en el que este deporte aún está en fase de crecimiento y aprendizaje. También a nivel social y de cultura el cambio era radical. Pero para mí que adoro este deporte cualquier dificultad se convierte en un aliciente», precisa Miguel Ángel que como director de la Shenzhen Green Athletic y del Buxing School tiene a su cargo a cerca de medio centenar de jugadores entre alevines y juveniles y a una veintena de técnicos. «Aquí la cantera funciona de otra forma. Son las escuelas y academias las que llevan el grueso del trabajo y de las que posteriormente se nutren los clubes», apunta Miguel Ángel que ya tiene sobre su mesa una oferta de ampliación de contrato. «No decidiré nada hasta que pasen las Navidades. Mi vinculación acaba en enero pero ya me han hecho saber que quieren que continúe al menos año y medio más. Están contentos con mi trabajo y yo con las facilidades que me dan. Pero tengo que pensarlo. También está la posibilidad de entrenar a algún equipo de la Liga china y eso, no voy a negarlo, me atrae. Pero tengo que pensarlo porque son muchos kilómetros de distancia de mi casa. Además, habrá que hablarlo con la familia que se ha quedado en Astorga».

Sobre el fútbol chino y después de algo más de dos meses en Shenzhen, Miñambres lo tiene claro. «Ellos quieren crecer y están poniendo todo de su mano. Pero aún le falta un tiempo para llegar a la meta. Su deseo de mejorar es claro y por eso están abriendo sus puertas a entrenadores y jugadores europeos y americanos. En el primer apartado me encuentro yo», remarca el técnico maragato para el que «aunque el fútbol es universal me he encontrado con bastantes diferencias. En cuanto a capacidades básicas para jugar son muy buenos pero carecen de la interpretación táctica, saber leer los partidos y, en cierta medida, poder improvisar si la situación lo requiere. Son metódicos, aprenden muy rápido y son capaces de repetir cientos de veces lo que aprenden, pero les falta una mayor libertad en su juego y lo que un deporte como el fútbol requiere, poder aunar su talento al de otros compañeros para que gane el equipo».

Necesidad de un referente

Aún así para Miñambres «el fútbol en China tiene todas las condiciones para triunfar. Aquí este deporte ejerce un atractivo muy importante a pesar de que el referente que tienen, que es su selección, no les está mostrando el mejor camino. No les atrae en exceso porque está metida en una dinámica de resultados irregulares. Pero aún así las administraciones y federaciones se están volcando para que a medio plazo este gigante como es China pueda serlo también en el fútbol».

Sobre su adaptación Miguel Ángel precisa que «al principio pasé 15 días de mucho estrés. Fue un choque cultural tremendo tanto a nivel gastronómico como por el idioma y las costumbres sociales. Me chocó mucho que aquí la gente a nivel de circulación cumple pocas veces las normas. También que anochece muy pronto y las calles se quedan desiertas. Pero la adaptación no fue traumática ya que me han tratado muy bien».

Entre las anécdotas Miñambres apunta varias. «Aquí la mayoría de las cosas las arreglan con gente. Un día me enfadé un poco porque pedí que los balones que salían del campo se recogieran. Y al día siguiente se presentó el encargado con seis personas ataviadas como si fueran recogepelotas de tenis para dedicarse exclusivamente a ir por los balones cuando salían. Les dije que no era para tanto que no hacía falta eso», apunta Miñambres para el que el idioma es todavía un pequeño lastre, «aunque no excesivo ya que como no tenían a nadie que hablara español yo me comunico en inglés y luego un traductor se lo dice en chino. Por ahora sé picas palabras pero aquí les gusta que si puedes les hables en su idioma. Si me quedo algún tiempo ya lo tengo claro, lo estudiaré».

En una ciudad de casi 14 millones de habitantes próxima a Hong Kong este astorgano está creando escuela, la del fútbol que para él es universal. «Adoro este deporte y experiencias como esta son únicas. Y también imborrables», apostilla.

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