Yuri se despide del deportivismo en un día de emociones encontradas

Estaba anunciada la ovación a Yuri cuando el reloj llegase al número que coincide con su dorsal. No que no se esperaba es que el brasileño viese el partido en el palco. Quizá no todo el mundo se diese cuenta, pero el atacante, con la piel de gallina, saludó y agradeció desde su emplazamiento el gesto a modo de homenaje y reconocimiento del público para con su persona.

Yuri asistió a la culminación de una semana triste, de sensaciones encontradas, que no ha podido finalizar peor. En unos dáis en los que normalmente la llegada de Raíllo y el debut de éste y de Aguza hubiesen ocupado líneas y titulares, la marcha de Yuri y la destitución de otro de los referentes del equipo, que es el entrenador, han eclipsado el resto.

Como ocurrió el pasado mes de junio cuando Acorán se iba a ir, hubo despedida. Los cánticos a favor del delantero lograron que los que se proferían en contra de Manolo Díaz acabasen antes de lo que se estimaba. Yuri se dirigió a la zona de Fondo Norte y allí agradeció en primera persona ese cariño y afecto de la grada mientras ésta le gritaba su ya mítica consigna de «¡Dale candela!».

Hubo quiénes vincularon la salida de Yuri a problemas con Manolo Díaz y quizá por eso, cuando se conocía la destitución del entrenador, se estimaba que el sudamericano pudiese dar marcha atrás en la decisión que anunciaba entre lágrimas el pasado jueves en la sala de prensa de El Toralín.