El pádel aún no ha tocado techo
El número de licencias en la provincia ha crecido un 60% en sólo un año. Más de 5.000 personas lo practican en León de forma regular Hay cinco clubes en el entorno de la ciudad .
sergio c. anuncibay | león
El pádel aún no ha tocado techo en la provincia. Cada día hay más personas que lo practican y menos que lo asocian a una moda pasajera. Ni si quiera a nivel nacional ha dejado de aumentar el número de licencias. Y eso que en muchas zonas de la geografía española esta disciplina, que ha desplazado al tenis, caló hace tiempo. En 1998 sólo había 422 jugadores federados en todo el país, muy por debajo de los más de 44.000 de ahora.
Esta efervescencia no es ajena a León, donde el pádel ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos cinco años, sobre todo a nivel amateur. Es cierto que aún no hay ningún jugador leonés en el circuito profesional, debido precisamente a que hasta hace relativamente poco casi nadie lo practicaba, pero existe una buena cantera de chavales que podría alcanzar la élite si continúa con su progresión.
En este sentido, Luis García Onrubia y Diego Luna cada vez están más cerca de disputar una fase final del World Pádel Tour y Víctor Recuero y David Antolín, que en este caso forman pareja, también luchan por meterse en el Pro Tour. Son los jugadores locales más destacados, pero todavía están lejos de Adrián Blanco, el cuarenta del mundo, afincado en León desde hace años, aunque él es gallego.
Por detrás emergen varios niños que aprietan fuerte. Rodrigo y Eva López, que son hermanos, como Alonso y Pablo Pollán, compiten en la Júnior Pádel Tour de Castilla y León, al igual que Diego Simón y Javi Peña. Los seis forman parte activa de la selección autonómica y en poco tiempo han acercado su nivel al de los mejores jugadores de la Comunidad. No obstante, provincias como Valladolid «nos llevan cuatro o cinco años de ventaja», matiza Julio Aguilar, de Tenis5Pádel, que ejerce de profesor de varios de estos chavales.
Pero más allá de quienes compiten de verdad, con licencia, hay cientos de personas que han encontrado en el pádel un deporte asequible, que no entiende de edad y, en algunos casos, de condiciones físicas, siempre y cuando sólo se busque pasar un rato agradable.
Es casi imposible advertir cuántos leoneses juegan asiduamente en estos momentos, pero se calculan por miles. Sólo en Tenis5Pádel, uno de los cinco clubes de la capital —Ponferrada tiene dos más, Cubillos del Sil otro y en Bembibre hay uno—, hay más de 5.000 inscritos. De hecho, es muy complicado reservar una pista en hora punta si no se hace con bastante antelación.
La primera infraestructura bajo techo para disfrutar de este deporte surgió hace ya cinco años, allá por 2011, cuando Jorge Prieto decidió abrir León Pádel Club en el polígono de Trobajo. Ofrece cinco pistas. A poca distancia aparece Central Pádel, con ocho canchas más. Otros dos centros cubiertos están en Onzonilla, también en el polígono industrial, donde se encuentra Tenis5Pádel, el recinto indoor con más pistas. Ahora mismo dispone de once canchas —más otras tres individuales—y construirá cinco nuevas antes del verano. Y junto a la nave de Telemark está Pádel Blue, con seis más. Dentro del casco urbano se encuentra Pádel Park, al lado del CHF, la última que abrió sus puertas. La gestiona una empresa privada, pero es de concesión municipal. Cuenta con otras cinco canchas.
Todos los clubes ofrecen clases particulares y organizan sus propios torneos. Suele haber uno al mes. Esta competencia relaja los gastos del usuario, que disfruta de precios muy ajustados en relación con otras zonas de España. Una hora y media de partido cuesta poco más de cinco euros, como mucho. Y si se va por la mañana, la tarifa se reduce notablemente, por debajo de los tres euros. Las clases son algo más caras, sobre todo las individuales. En este caso pueden alcanzar los 30 euros. El material tampoco es prohibitivo. Basta con una pala y unas zapatillas de deporte para empezar. Eso sí, en cuanto se suba de nivel es necesario adquirir un calzado específico para esta superficie. Las pistas son de moqueta, sobre la que se esparce arena de sílice. Y están bajo techo, una condición indispensable para que este deporte se haya universalizado en León. De poco importa la lluvia o el viento. Incluso hay muchos jugadores que eligen también los centros cubiertos durante el verano porque sus canchas están mucho mejor conservadas.
No obstante, prácticamente todos los clubes de recreo de la capital han construido también sus propias pistas, exteriores, en sintonía con el aumento de la demanda. Y es que el pádel es en estos momentos uno de los deportes que más se practica en la ciudad. Tanto, que el número de licencias ha crecido un 60 por ciento en tan sólo un año. A finales de 2014 había en toda la provincia 321 personas federadas, mientras que en diciembre de 2015 está cifra subió hasta las 511. En Pucela hay muchos más: 1.190, frente a los 1.086 del ejercicio precedente. «Esa fiebre por el pádel que vive León ha hecho que nos acerquemos mucho al nivel de Valladolid, aunque aún nos lleven algo de ventaja», aclara Julio Aguilar.
Los motivos por los que esta disciplina deportiva se ha extendido tanto son muchos. «Quizá lo principal es que es muy sencilla y que cualquiera puede practicarla, sin importar sus condiciones físicas», explica Aguilar, quien además subraya que el pádel fomenta las relaciones sociales.
No obstante, y a pesar de que la exigencia es relativa, hay muchas lesiones aparejadas a su práctica. Lo saben bien los fisioterapeutas, que ya han alertado sobre las precauciones que deben seguir los deportistas para evitar la famosa epicondiditis, las tendinitis rotuliana y las sobrecargas musculares.