Diario de León
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desde mi jubileo jesús alañá
León

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J esús, por nombre. Perdóname que utilice esos diminutivos tan al uso de José María García para titular estas líneas que sólo quieren ser de agradecimiento por todo lo que me has dado al cabo de esos pocos años en que, en ocasiones, hemos convivido.

Quiero, para empezar, no quiero enmendarle la plana a mi compañero Sergio Anuncibay, pero pienso que te mereces alguna voz más… y no he escuchado ni leído nada al respecto.

Por eso yo, que sólo he convivido contigo algo más de ocho años, me creo en la obligación de darte las gracias ahora que has llegado a ese «jubileo» del que yo presumo hace un poco más de tiempo que tú.

Ha sido bastante menos tiempo que esos 22 años que has invertido mirando cada mota de polvo del Palacio, cada colilla perdida en las cabinas de radio (que tú sabes que callabas cuando algunos nos saltábamos a la torera la prohibición de vete a saber qué Ministro o Ministra de Sanidad), cada detalle que los pesados de los periodistas te reclamábamos (la luz, Caño… la wi-fi, Caño…cuéntame algún cotilleo Caño...anda dime qué se ha cocido en el entrenamiento que he llegado tarde, Caño…)

Como yo Caño. Desde mi jubileo me faltas a no ser que, entre rato y rato de cuidar a tus cuatro nietos me guardes un hueco para tomarnos juntos una cerveza fumando un cigarrillo y recordando las grandezas y las miserias del deporte leonés que has vivido tú solo (la mayoría) o que hayamos vivido juntos (las menos, por aquello del tiempo).

Resulta, sin embargo, que igual la mejor medalla que te puedan dar (te conozco lo suficiente para saberlo) es el reconocimiento de todos esos a los que has visto crecer como jugadores. Ellos ya te lo han dado. Espero, porque a la hora de escribir estas líneas nada sé sobre ello, que alguien te dé el reconocimiento público que te mereces. El mío y mi agradecimiento lo tienes... que lo sepas, porque «es tan corto el amor, y es tan largo el olvido»

Por cierto… a Anuncibay le ha quedado fetén lo del titular «Caño no vigilará más su Palacio». No me lo creo… seguirás vigilándolo de cerca, que es más tuyo que de nadie.

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