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FÚTBOL. LIGA DE CAMPEONES

El Madrid perdona al City

Sin Cristiano, el equipo de Zidane se muestra superior al inglés con un cabezazo al larguero de Jesé y una ocasión clarísima que falló Pepe

El portero del Manchester City Joe Hart ataja el balón de Pepe en la mejor ocasión del Real Madrid durante el encuentro. PETER POWELL

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León

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IGNACIO TYLKO | MÁNCHESTER

Aunque supo contrarrestar por completo a un City reservón y se hizo acreedor en la segunda mitad a una victoria que evitó el portero Joe Hart, el Real Madrid cosechó un resultado peligroso en el campo del Etihad Stadium (0-0). Debería sellar en el Bernabéu el pase a la final porque es mejor, más experto y quizá disponga de Cristiano y de Benzema en buenas condiciones, pero no marcar lejos de casa siempre es peliagudo. Fueron mejores los de Zidane a los puntos, aunque el respeto mutuo se impuso en un duelo más táctico que vistoso. Pesaron en el Madrid las bajas y el recuerdo de lo ocurrido en cuartos ante el Wolfsburgo.

Sólo Cristiano Ronaldo, Zidane y los médicos saben si es cierto que el portugués se resintió en las últimas horas de la sobrecarga muscular sufrida ante el Villarreal o si la lesión era mayor y dede el primer momento se conocía que no llegaría al primer asalto de semifinales. Escondida o no la dolencia, la realidad es que la baja de la estrella portuguesa marcó los prolegómenos, y seguramente el desarrollo, del típico partido de ida, caracterizado más por el miedo a fallar y a perder que por el deseo de desequilibrar y vencer. Y es que la baja del autor de 16 goles en esta Champions, a uno de igualar su récord de hace cursos en la décima, y de 300 disparos, más que los ‘citizens’ Agüero, De Bruyne y Silva juntos, determina el estado de ánimo de sus compañeros.

Para no modificar el dibujo, Zizou apostó por Lucas Vázquez, fiable por su personalidad, desparpajo, velocidad y sacrificio. Además, venía de marcar un gol clave en Vallecas. El gallego se ubicó a la izquierda, Bale a la derecha y Benzema de ariete. Según su técnico, el francés estaba al cien por cien. Pero el partido le desmintió porque se le vio molesto, tocándose la pierna, sin esprintar y con temor a la disputa en los balones divididos. Tan malas sensaciones experimentaba que en el descanso fue reemplazado por Jesé. Más lastre para el Madrid.

Si no fuera una semifinal de Champions, un duelo estratégico entre dos gigantes económicos, el duelo hubiera sido insufrible en su primer acto. Ni una ocasión de gol en todo el primer tiempo, de lo más tranquilo para Hart y Keylor.

No sufrió por el resultado, pero el Madrid no fue reconocible en el primer tiempo. Le costó sacar bien el balón jugado desde atrás, cometió numerosas pérdidas, sobre todo Sergio Ramos, apenas subieron sus laterales y se vio incapaz de superar el muro construido por los brasileños Fernando y Fernandinho. Tenían muy claro los dos medios que si pasaba el balón, no podía hacerlo el jugador. De ahí sus numerosas faltas tácticas. Creció el Madrid ya en los últimos compases del primer tiempo, cuando se lesionó David Silva, el conector de los ingleses. No entró Sterling sino el joven nigeriano Iheanacho. De Bruyne se escoró a la izquierda y su equipo se desorientó. Aumentó el ritmo tras el descanso, cuando el cansancio hizo mella en jugadores como Navas, Agüero y De Bruyne, que ya no replegaban. Un tiro del Kun fuera dio paso a un indiscutible control del Madrid, que fue llamando al gol con un cabezazo de Ramos a las manos del portero, un tiro de Kroos desviado, un centro de Carvajal que remató Jesé al travesaño y un lanzamiento de Bale que se le marchó porque el balón no le cogió la rosca. Reclamaron los españoles penalti por derribo de Otamendi a Lucas Vázquez. Existió contacto, pero difícil de castigar en casa a estas alturas de competición. Luego, un pie milagroso de Hart desvió el testarazo de Casemiro, a la salida de un córner. A sólo 10 del final, rechazó un disparo de Pepe a bocajarro. Bale, rápido, decidido y participativo, ya se había echado a su equipo a la espalda. Faltó ese gol que evitó el mejor portero inglés. La sentencia, en el Bernabéu.

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