«La Vuelta nos ha puesto en el mapa»
Los alcaldes de Sabero y Dumbría debaten en ‘As’ sobre las llegadas de La Camperona y Ézaro. Francisco García: «Cuando La Camperona salió en televisión todo cambió, viene más gente».
juan gutiérrez | madrid
A dos días del Tour de Francia, la más grande de las grandes, los alcaldes José Manuel Pequeño y el leonés Francisco García debatieron sobre las dos subidas infernales que han popularizado sus localidades: Dumbría (A Coruña) y Sabero (León), respectivamente. A 51 días de la Vuelta a España, la grande de casa, el Mirador de Ézaro y La Camperona fueron protagonistas en As. Dos finales con rampas superiores al 20%, que ya acogieron llegadas en 2012 y en 2014 y que en este 2016 vuelven al recorrido.
El Mirador de Ézaro será la meta de la tercera etapa, el lunes 22 de agosto: dos kilómetros a una pendiente media del 13,1% con rampas máximas del 29%. Y La Camperona albergará la llegada de la octava jornada, el 27 de agosto: 8,3 kilómetros al 7,5% con cuestas de hasta el 24%. «¿Cuál es la más dura de las dos?». La pregunta cae para los dos alcaldes. Y arranca el debate en presencia de Javier Guillén, el director de la Vuelta, el ‘inventor’ de estas subidas imposibles. «La Camperona, no hay comparación», responde rápido García. «Bueno... En la nuestra te tienes que bajar de la bici», discrepa Pequeño.
La tertulia discurre en tono distendido. No hay pique, pero cada uno tira para casa. Faltaría más. Incluso en lo gastronómico. «He traído vino y chorizo, productos ricos leoneses. Allí tenemos una carne de buey excelente», comenta García. «Si queréis comer bien, tenéis que venir a Costa da Morte. Un día pescado y otro carne. Tenemos de todo», rebate Pequeño.
Los manjares de sus tierras comienzan a conducir a puntos de convergencia. Y ambos rubrican una misma frase: «La Vuelta a España nos ha puesto en el mapa». Los dos ediles ponen ejemplos de cómo ha aumentado el turismo en Dumbría y en Sabero desde su primera aparición en el recorrido, desde aquellas victorias de Purito Rodríguez en Ézaro en 2012 y de Ryder Hesjedal en La Camperona en 2014.
«Ézaro cambió todo, nos ha dado tanto... Nos ha puesto en el mapa. Nuestra oficina de turismo recibía 2.000 visitas al año. Ahora tenemos 40.000 solamente en verano. El próximo domingo celebramos una cicloturista y hay inscritas 1.200 personas. La cascada siempre estuvo allí; el mirador, también... Pero fue la Vuelta a España la que puso todo eso en valor», explica Pequeño.
Su colega Francisco García asiente ante sus palabras: «De repente, algo que no existe sale en televisión. Y todo cambia. Como dice Pequeño, ya estás en el mapa. Hace dos años había dos restaurantes, y ahora tenemos cinco. Hay gente todo el día subiendo La Camperona. Han aumentado los autobuses. Igual que se han incrementado las visitas al Museo de Siderugia y Minería de Castilla y León que tenemos en Sabero».
La irrupción de Valdepeñas de Jaén en el recorrido de la Vuelta a España en 2010 puso de moda este tipo de llegadas, con rampas por encima del 20%. «Sí, ahí fue donde me di cuenta de la importancia que tienen estas subidas, que enganchan en televisión e implican a un pueblo. La gente se vuelca con la llegada de la carrera», explica Javier Guillén. Lo más parecido hasta esa fecha había sido el Angliru, en 1999. También rampas extremas. También un pueblo, Riosa, que cambió gracias al ciclismo.