A un suspiro de la gloria
Castroviejo se queda a cuatro segundos del bronce que se cuelga Froome en la contrarreloj de los Juegos Cancellara se hace con el oro por delante de Dumoulin.
J. GÓMEZ PEÑA | RÍO DE JANEIRO
‘¿Primero?’. Jonathan Castroviejo lo ha visto en el marcador digital de la playa de Pontal, meta de la dura, larga y empapada contrarreloj olímpica. «¿Primero? ¿Voy primero?». Eso pone, pero le insiste a Escámez, que le espera con un toalla y ropa seca. El masajista de la selección asiente. Primero. De momento. Es más cruel la espera que la ‘crono’.
Faltan por llegar Fabian Cancellara, el suizo que termina aquí en Río su vida deportiva y que viene con el oro ya en el bolsillo. Aún ruedan también Dumoulin, Froome y Dennis. Castroviejo se acoda en una valla. Dobla el cuello. Boquea. Escámez le pasa la toalla, le susurra. Sigue el primero en el tablero luminoso. Aparece Dennis, el australiano que fue récord de la hora. Y no supera al vizcaíno. Por cuatro segundos. Cifra mágica. Enseguida entra Cancellara, búfalo. Muy por encima de todos. Oro suizo. Castroviejo lo suponía. Aún es plata. Por poco tiempo. Se la quita Dumoulin. A Jonathan le queda el bronce... Sudor frío. Pura tensión eléctrica. Le quema el recuerdo del pasado mundial, en Richmond, donde perdió la tercera plaza por sólo tres segundos.
Lleva un año de mala suerte. Atropellado por un coche. Roto en una caída en Portugal. Y su dorsal es el 13. Ya solo queda uno en el circuito: Froome, el ganador del Tour. El que le quita el bronce por cuatro segundos. Cifra trágica. A Castroviejo le vence una rabia repentina. Otra vez tan cerca. Le dura poco. Hace medio año era un paciente de hospital. Al bajar de alto de Malhao, en la Vuelta al Algarve de febrero, había chocado con un espectador una vez terminada la etapa. Golpe seco, inesperado. Y con mala pinta: codo roto y dos vértebras cervicales muy afectadas. Collarín y yeso. Encarcelado en vendas. Por eso, porque se siente de nuevo ciclista, aparta la decepción y prefiere empezar a disfrutar en la arena de Pontal de su diploma olímpico. Apenas unos meses después de sentirse inválido sólo le han batido el mejor contrarrelista del mundo, Cancellara; su heredero, el holandés Dumouin, y el triple ganador del Tour Chris Froome. A Castroviejo le llamaron casi a última hora para disputar los Juegos de Río de Janeiro.
Cancellara, en cambio, ha dormido todo el año con este circuito en la almohada. Vanidoso, necesitaba ire así, vestido en oro.