Sabina se queda sin final olímpica

MIGUEL ÁNGEL TRANCA | LeÓN

Sabina Asenjo no pudo saborear en su primera presencia en unos Juegos las sensaciones que produce ser finalista. Entrar entre las doce mejores marcas aparecía como un objetivo factible por sus marcas aunque al final y en un concurso clasificatorio marcado por la climatología sólo podía firmar el undécimo mejor registro de su grupo y el 23º en el cómputo general, insuficiente con una marca de 56,94 para optar al menos a la ronda definitiva.

Sabina, que llegaba a la cita olímpica en su mejor momento de forma, necesitaba lanzar 62 metros para hacerse con un billete de finalista. O al menos acercarse ya que al final sólo ocho atletas lograban alcanzarla o superarla. Con su récord personal de 61,89 ya había demostrado que esa barrera era factible pero en esta ocasión y en un estadio castigado por la lluvia la discóbola berciana veía como sus intentos no lograban la distancia necesaria.

En el primero la discípula de Carlos Burón se iba hasta los 56,94 metros. Para empezar y dado que tenía tres oportunidades para lanzar el disco por encima de los 60 metros estaba bien. No en vano favoritas como Sandra Perkovic, a la postre ganadora, se las vieron y desearon para superar esta ronda (la croata hacía en el serie del grupo A hasta dos nulos iniciales que la obligaron a jugarse a una carta el pase a la lucha por las medallas).

El segundo lanzamiento no iba a mejorar el inicial ya que Sabina se quedaba en los 56,22 metros. Restaba una oportunidad y las sensaciones eran buenas para la leonesa cuya presencia en los Juegos se la había ganado de manera brillante como una de las 32 protagonistas del concurso de lanzamiento de disco.

Era el todo o la nada y aunque el intento parecía lejano al final se convertía en nulo y con eso sus opciones de meterse en la final. Para la berciana era un reto aunque no una obligación teniendo en cuenta la calidad de sus rivales y el hecho de que muchas de ellas ya han coqueteado con los 70 metros.

Su undécimo puesto en del grupo B le reportaba además el 23º en la general y con ello la imposibilidad de estar entre las 12 mejores. A pesar de no poder clasificarse para la ronda definitiva Sabina se mostraba satisfecha con su actuación. «Se terminó el sueño olímpico, lo disfruté y lo luché. Ojalá me hubiese ido de Río con una marca mejor. Gracias a todos», precisaba la discóbola para la que el hecho de estar en Río y ser una de las elegidas para luchar por la gloria olímpica ha sido ya un logro. Y más teniendo en cuenta que sólo 32 lanzadoras han podido tener protagonismo.

Respecto a la clasificación general el sueño dorado del olimpo tuvo en esta ocasión, como ya ocurriera hace cuatro años en Londres, a la croata Sandra Perkovic. A punto de quedarse fuera de la final ya que sólo con su tercer lanzamiento lograba el objetivo, Perkovic demostraba su condición de gran favorita con un lanzamiento, el tercero que la llevó a la mejora de 69,21 metros. Suficiente para otorgarle el oro ya que en los restantes acumulaba tres nulos.

La segunda posición iba a parar a la francesa y también una de las candidatas claras al podio, Melina Robert-Michon (66,73 metros)cerrando el podio la cubana Denia Caballero que lanzaba el disco a los 65,34 metros. Un terceto de gloria para la prueba de lanzamiento de disco de Río.