españa juega en león
León es el reino de España
España 8 Liechtenstein 0. Goleada hispana ante un frágil rival en una estupenda segunda parte. Dobletes de Diego Costa, Morata y Silva, además de los goles de Sergi Roberto y Vitolo
ÁNGEL FRAGUAS | LEÓN
La Roja de Julen Lopetegui ya tiene identidad propia. Defiende, juega y sabe cambiar de marcha para descalabrar al rival, como le sucedió a una inocente y frágil Liechtenstein. No le tembló el pulso al nuevo seleccionador español para demostrar en su primera comparecencia oficial que si el bloque no funciona por una determinada pieza de su bloque apiñado, el cambio está servido. Y así le sucedió a Thiago Alcántara. No dinamizó durante los primeros 45 minutos un juego de España que llegó a contagiarse de la pobrísima exposición del adversario. Eso sí, los detalles más vistosos de la mediocre primera mitad surgieron durante los primeros diez minutos. Tres chispazos de un genial David Silva bastaron para que Liechtenstein se resquebrajara por el centro de su defensa. Y claro, Diego Costa puso fin al debate en torno a su falta de gol con la Roja. Hasta ahí lo único salvable del primer acto, con la excepción de combinaciones preciosistas presenciadas en contadas ocasiones en el Reino.
Después, en unos segundos 45 minutos maravillosos para España y eternos para el rival, Julen Lopetegui dio toda una lección táctica de estilo y de manual. Prolongó la ilusión del estreno frente a Bélgica. España pasó del atasco de la primera mitad a la más pura brillantez, de la falta de pegada y mordiente arriba a un recital goleador gracias a un movimiento táctico con un cambio en el intermedio. La presencia de Nolito y el desborde por las dos bandas resultaron claves en un partido que supone dar el primer paso hacia el Mundial de Rusia 2018 y que sobre todo deja una lucha sin cuartel por la demarcación de delantero centro. El ‘gitano del área’ Diego Costa o el ‘fino puñal’ Álvaro Morata. Hay donde elegir.
El partido del estreno de la fase de grupos en el Reino de León no gozó de una buena medida de España en el primer acto. Tan sólo dos lanzamientos a la portería contraria fue el escaso bagaje de una selección muy superior, pero sin ritmo y durante muchos minutos sin chispa ofensiva. Faltaron lecturas verticales en los últimos metros. La elaboración se hizo espesa y demasiada pausada. Dio la sensación de que el combinado español quería entrar con el balón hasta la raya de la portería. Y el discurso de Julen Lopetegui es otro. Muy diferente. Su mirada a pie de banquillo lo dice todo. Hombre de fútbol. No se le va nada de su ojo siempre receptivo. Y vio lo que necesitaba su equipo. Cambió el rumbo para encontrar espacios en el muro construido por Liechtenstein. Exceso de pases sin sentido en los últimos metros justificaban el rostro serio de Lopetegui en el banquillo, que tiró de repertorio táctico para sacar a España de la monotonía en ataque. El partido necesitaba sorprender por las dos bandas. La batuta de Thiago desafinaba. Nolito actuó de revulsivo. Fue un punzón e hizo daño por cualquier zona de ataque.
Diego Costa demostró que tiene olfato y talento para golear. Su capacidad arriba quedó patente en el Reino de León. RAMIRO/JESÚS
La renovada ilusión con la presencia de Julen Lopetegui en el banquillo es palpable. Y Nolito volvió a ser uno de los más listos de la clase. Supo que su papel era el de actor principal y acabó nominado para el Óscar. Su dinamismo encontró el premio con el cambio radical de imagen en el segundo tiempo. Entonces llovieron goles en el Reino de León. Cuatro en once minutos, que pudieron ser alguno más. La combinación y la elaboración añadieron el disparo. El vendaval hispano enloqueció a una afición que vivió una fiesta del fútbol. Koke tocó madera para invitar a sus compañeros a la mayor goleada de la historia a una Liechtenstein que se le hizo el primer envite hacia el Mundial ruso interminable. Nolito puso su magia a funcionar e inventó asistencias al espacio con túnel al rival, a la carrera de Sergi Roberto. Sólo le faltó sacar un conejo de su bota de seda.
Además, Julen Lopetegui está en todo. No improvisa nada. Actúa. Y conminó a sus internacionales a hacer goles. Por si acaso resultaran vitales en un grupo duro en el que España se la jugará con Italia por el puesto que da acceso directo al Mundial de Rusia. El nuevo seleccionador provocó que tras un gol se fabricase otro segundos después. Como si vinieran de serie. Y todo con el propósito de componer otra España armada y sobre todo competitiva. Muy competitiva. Para volver a pelear por mundiales y eurocopas. Porque pasar del caviar a la sopa boba no cuela.