Madrid y Barcelona defienden su estatus con sensaciones opuestas

I. TYLKO | MADRID

La Liga de Campeones no espera. Alcanzada la mitad de septiembre los clubes deben estar preparados para afrontar el estreno de la exigente fase de grupos de una competición con pocas souciones a los tropiezos. En el caso de los equipos españoles el escollo se sitúa con sólo tres jornadas ligueras disputadas y con los vestuarios revueltos por los viajes para las competiciones por selecciones, los torneos oficiales en mitad del verano y las rotaciones de los entrenadores para intentar evitar problemas.

A juzgar por los resultados y sensaciones de la última jornada en Primera División el equipo que se ha topado en Europa con el pie cambiado es el Barcelona. Luis Enrique prefirió reservar a siete titulares de la jornada previa contra el Alavés porque intuyó que un recién ascendido no sería rival de desgaste para sus futbolistas. Y el plan no funcionó. A pesar del resultado en contra, el Barcelona cuenta con la ayuda de que el proyecto de Luis Enrique mantiene varios años de experiencia y en teoría sólo tendrá que encajar a los fichajes que por ahora son carne de banquillo. Messi, Neymar y Luis Suárez deberían despejar cualquier duda frente al Celtic de Glasgow.

En cuanto a Real Madrid, la situación parace bien distinta tras su buen inicio de la Liga. Con Cristiano Ronaldo y Benzema en fase de recuperación, Zidane ha confeccionado un 4-3-3 con poca alegría pero mucha velocidad. Recuerda a los tiempos de Mourinho y a la efectividad del contragolpe, aunque la aportación del marsellés consiste en más atención a las jugadas de estrategia. Además, el técnico francés ha mirado con lupa el calendario que presenta desafíos a destiempo. La primera prueba de fuego, el miércoles frente al Sporting de Lisboa.