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Herrero cuenta con la grada

El técnico confía en que la afición de El Toralín ayude al equipo a crecer.

Herrero, a la derecha, junto a David Goldar en un entrenamiento en el Anexo de El Toralín. L. DE LA MATA

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León

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ÁLEX ESTÉBANEZ | PONFERRADA

El técnico de la Ponferradina, Manolo Herrero, hizo en la jornada de ayer una especie de llamada a la afición del equipo berciano para pedir su colaboración en la escalada que está haciendo el equipo tras el mal inicio de temporada. Los blanquiazules buscarán mañana ante la Arandina la tercera victoria consecutiva y el entrenador jiennense quiere que la grada de El Toralín se convierta en la pieza clave que fue en temporadas anteriores.

«En casa nos está costando entrar bien en los partidos», reconocía Herrero. «No sé si es responsabilidad por jugar ante nuestra afición, pero tenemos que soltarnos. Lo hicimos en la segunda parte contra el Coruxo, pero hay que hacerlo desde el principio, porque los rivales saben que si aguantan 15 o 20 minutos con la portería a cero pueden aparecer los nervios tanto en nuestros jugadores como en los aficionados».

Aún insistiendo en que «los principales culpables somos los que estamos en el campo», el entrenador de la Deportiva apeló al sentir de su hinchada para recuperar al famoso ‘jugador número 12’: «Eso (ponerse nerviosos) no puede pasar, porque es ayudar al contrario. El que quiera lo mejor para la Ponferradina, su objetivo tiene que ser ayudar, y muchas veces se ayuda también desde la grada, transmitiendo tranquilidad y no nerviosismo cuando las cosas no salen como uno quiere desde el principio».

Hasta el momento, el juego y los resultados cosechados en El Toralín no han ayudado a que la comunión entre el público y el equipo sea la deseada. La contundente derrota ante la Cultural y la irregular primera parte del partido contra el Coruxo, aunque el partido terminara cayendo del lado blanquiazul, derivaron en sonoras pitadas de una grada que aún sigue asimilando la mala temporada pasada y el descenso de categoría. Una victoria clara ante la Arandina tendría un efecto balsámico, no sólo en la trayectoria del equipo, sino en la actitud de la hinchada berciana.