Por el lado más débil
N o corren los mejores aires una vez pasado el Manzanal de camino al Bierzo en cuanto a temas futbolísticos se refiere. Siempre es difícil adaptarse a la nueva situación deportiva, cuando se producen accidentes totalmente inesperados desde el inicio, que desembocan en un cambio de planes en todos los aspectos del club. Y es que el descenso de la categoría de plata sigue pesando, y mucho, en la entidad ponferradina, que ha pasado de vivir sensaciones tranquilas y grandes momentos de éxito, a pasar por situaciones opuestas de difícil comprensión, pero que son reales. En definitiva, el sueño se ha esfumado y ahora toca vivir la realidad y aceptarla tal y como es. A partir de ahí, se debe empezar a tejer la tela, que permita llegar al final con garantías.
El club berciano se ha distinguido por realizar sus actuaciones y decisiones con moderación y de una forma bastante controlada, pero en los últimos tiempos estas facetas parecen haberse dejado un poco de lado, y es que en el último año los entrenadores no son de parada muy larga. Nueve han sido las jornadas que Manolo Herrero ha estado en el banquillo, y el panorama sin ser trágico, sí empezaba a preocupar y a dar sensaciones de inseguridad a la afición y a la parte dirigente. No han sido buenos los comienzos en esta nueva categoría.
Las victorias han carecido de visos de claridad y a veces con tintes un poco agónicos, donde el juego mostrado hasta el momento es una de las asignaturas pendientes. La eliminación de la copa a las primeras de cambio y la derrota en el Toralín ante el eterno rival, la Cultural, hicieron mella en el entorno del club. Todo ello ha desembocado en una de las costumbres más utilizadas por los clubes en el futbol, que es la sustitución del entrenador. Siempre la parte más débil es la primera en caer, a veces con acierto y otras sin ningún resultado.