Diario de León

LEONÉS Y EXCULTURALISTA

Galán, el nómada del fútbol

Su aventura en Finlandia acabó hace una semana Ya busca nuevo destino.

El futbolista leonés José Pedrosa Galán con la camiseta de su equipo, el RoPS Rovaniemi. G. R. A.

El futbolista leonés José Pedrosa Galán con la camiseta de su equipo, el RoPS Rovaniemi. G. R. A.

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ÁNGEL FRAGUAS | LEÓN

Desde su casa en Rovaniemi, capital administrativa de Laponia en Finlandia y al borde del Círculo Polar Ártico, esta temporada ha podido disfrutar de una experiencia asombrosa que ha vivido gracias al fútbol, las auroras boreales. En el país nórdico, el séptimo que visita este nómada del balón, ha sido feliz.

Tailandia, Jordania, Chipre, Rumanía, Austria, Indonesia y, ahora, Finlandia, han sido los destinos de un futbolista que prácticamente ha dado la vuelta al mundo para ganarse la vida. A sus 30 años, Galán, a quien un día apodaron ‘el Xavi de Tailandia’, ha triunfado en ligas lejanas a la española.

Mediocentro de toque exquisito, habituado sin problemas a adaptar su forma de juego según el país en el que desarrolla su profesión. «Austria, más físico, Tailandia, más técnico, yo ya me adapto sin problemas», asegura. Su última aventura en Finlandia concluyó hace una semana. Y, aunque la acabó con buen sabor de boca, también vivió momentos duros.

Finlandia es un país frío. Y más en el norte, donde está el equipo de Galán, el RoPS Rovaniemi. En invierno se pueden alcanzar los treinta grados bajo cero. Y, como los grados de ese país, el finlandés a veces puede resultar una persona poco cálida. «Son muy fríos, a veces no sabes si están bromeando. Son serios, no muestran tanto las emociones. Es la mayor diferencia cultural. No son tan pasionales. Eso es lo que más he percibido», afirmó.

Pero el mayor problema para Galán, que ha jugado casi todos los minutos en un club que se ha quedado a un paso de clasificarse para la Liga Europa, ha sido la oscuridad. Sobre todo en las últimas semanas, en las que no ha visto el sol y ha tenido que consumir vitamina D sin parar. En una penumbra constante, y lejos de su familia y novia, la experiencia no fue siempre de color de rosa. «Soy más de climas cálidos, como Chipre, Tailandia, Indonesia... Tanto frío no me gusta, aunque al final lo toleraba bien. Pero lo más duro era no ver el sol en las últimas semanas».

Antes de llegar a Finlandia, la historia profesional de Galán estuvo marcada por el contacto con maestros a los que admiró, su formación académica en la Universidad Complutense y una pizca de mala suerte que no le permitió debutar en Primera División.

Galán se formó en las categorías inferiores del Atlético de Madrid cerca del técnico Pepe Murcia, de quien habla maravillas. Después de un breve paso por el Toledo, jugó en el Almería, donde coincidió con Unai Emery y después con Hugo Sánchez. Con el mexicano todavía alucina cuando, entrenando, le recuerda rematando sus centros con más de 40 años como si aún tuviera 20. «Pero otra influencia fue la de Eusebio Sacristán, tenía ese estilo Barcelona, Guardiola, Cruyff. Jugábamos con tres defensas en una época anterior a la de Guardiola. Estuve con él en la selección de Castilla y León dos años. Apostó mucho por mí. Hizo que me gustara ese tipo de fútbol que se puso de moda más tarde con Guardiola. Aprendí muchísimo», reconoce.

Cuando tenía dorsal en el primer equipo del Almería, una lesión en una rodilla le cerró las puertas al destino de Primera División. Pero, sin embargo, le abrió otras. Comenzó a viajar y a jugar en clubes de diferentes países del mundo. La lista, es larga: Chainat (Tailandia), Pro Duta (Indonesia), SKN St. Pölten (Austria), Al Shabab (Jordania), Aris Limassol (Chipre), Piatra Neamt (Rumanía), Persela Lamongan (Indonesia) y, el último, el Rovaniemi.

En todo ese tiempo vivió la pasión del aficionado indonesio, con estadios con una capacidades medias para 60.000 espectadores siempre llenos y con una efusividad que nunca ha visto en ningún sitio; también en Indonesia vio como los jugadores lesionados se curaban con brujos en vez de con médicos o fisioterapeutas.

Además, comprobó en sus carnes el poder del picante en Tailandia, donde en una ocasión tuvo que abandonar un partido con urgencia después de comer prácticamente fuego; en Jordania tuvo que escuchar los comentarios de sus conocidos antes de marcharse a un país que hace frontera con Israel, Siria e Iraq: «Me decían que estaba loco, tenían miedo con todo lo del Isis, pero es el país más seguro en el que he estado».

Allí los jugadores paraban los entrenamientos para rezar pasara lo que pasara y tal vez Jordania fue el país en el que encontró más contrastes. En otros, como Austria, vivió una experiencia «corta pero bonita», con una población a la que le encantan los españoles. Algo parecido a Chipre, «como estar en casa», aunque similar a Rumanía en el tema de los pagos: Galán se libró, pero otros compañeros sufrieron retrasos y amenazas a la hora de cobrar.

En su último país, Finlandia, también ha vivido situaciones curiosas. Por ejemplo, con la sauna: «La usan todos los días, hasta en la cena de despedida del equipo. Lo típico que en España sería cena con las novias y luego una copa, allí es cena y luego irse a la sauna. Y eso hicieron». Ya busca nuevo destino.

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