Diario de León

BALONMANO. LIGA ASOBAL

Alto voltaje para Europa

El Abanca Ademar arrolla al Cuenca y se carga de energía para su vuelta a la competición europea el próximo sábado ante el Kolding danés

El lateral argentino Fede Vieyra, que sólo jugó en la segunda parte, fue dosificado por Guijosa pero aún así fue de los máximos artilleros con cinco tantos. JESÚS

El lateral argentino Fede Vieyra, que sólo jugó en la segunda parte, fue dosificado por Guijosa pero aún así fue de los máximos artilleros con cinco tantos. JESÚS

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GEORGINO FERNÁNDEZ | LEÓN

Coser y cantar. El viejo dicho resume a la perfección lo que fue ayer el partido del Abanca Ademar ante el Cuenca. Los leoneses fueron tan superiores (32-20) que en ocasiones el equipo de Lidio Jiménez (el mismo que empató en el Palacio la temporada pasada) pareció más un esparring que otra cosa. Jugaron todos, marcaron prácticamente todos y —a diferencia de otros partidos— no se vio el bajón en intensidad en la segunda parte después de unos treinta primeros minutos excelsos. La de ayer fue una auténtica victoria coral, la más amplia de esta temporada en casa con el equipo tensionado y enchufado desde el minuto uno. Y cuando eso sucede el que está enfrente lo paga; ayer le tocó al Cuenca que salió apabullado del feudo leonés.

Pensando sin duda en el debut europeo del próximo sábado ante el Kolding danés, Rafa Guijosa, planificó un partido con muchas rotaciones, dosificando la exigencia de su plantel. De inicio formó con una novedad importante: la presencia del joven lateral David Fernández en el siete inicial.

Y fue precisamente él, de un zurdazo, quien abrió el marcador para un Ademar al que le costaba entrar en el partido y al que el ritmo lento que imponía el Cuenca, intentado dormir el envite, tampoco le ayuda.

Pero aquello les duró muy poco. El Ademar es un equipo que despliega lo mejor de sí cuando hay electricidad en el ambiente y después del empate inicial (2-2) en los primeros cinco minutos puso las cosas en su sitio. Solo cinco minutos después ya mandaba por un claro 5-2. La defensa 6-0 con Juanjo y Carou funcionaba y el Cuenca no era capaz de encontrar opciones cómodas de lanzamiento. Además, el ataque posicional funcionaba con precisión de la mano de Sebas Simonet.

Lidio Jiménez, técnico rival, empezaba a ver lo que se le venía encima y pidió el primer tiempo muerto cuando no se había llegado al ecuador de la primera parte. Juanín impartiendo magisterio en el extremo y haciendo arte en el gol con cada bola que le llegaba tiraba del carro anotador (cinco tantos en los minutos que jugó) junto con Costoya. Enfrente, el Cuenca oponía muy poco: no era capaz de atacar con eficacia la defensa y la portería del Ademar y su lateral brasileño Alves daba un recital de falta de precisión en el lanzamiento. El pelirrojo argentino Vainstein era su único recurso ofensivo y aunque acabó con nueve dianas nada pudo hacer para frenar la embestida ademarista.

En el minuto 22 el marcador era de 12-5. El Cuenca sólo había podido perforar en cinco ocasiones la meta de Cupara. Sus pérdidas de balón (numerosísimas ayer) y la solvencia del Ademar minimizaban a los conquenses, dando la sensación de ser un equipo totalmente cortocircuitado.

Tres contras seguidas culminadas por un Juanín excelso ayer y por su compañero en el otro extremo, Mario López, elevan el roto a 15-5. Los minutos del equipo en esos momentos son enormes. Esencia Ademar en estado puro: defensa aguerrida y a correr para un contraataque letal. Y cuando no es posible, Simonet es la mano en la sombra con la batuta.

Con 16-7 termina la primera parte y con la sensación (como así fue al final) de que ya está todo el pescado vendido.

La única incógnita para la segunda parte era saber si caerían o no en una pájara de juego que echase un borrón sobre el gran trabajo de la primera mitad. Pronto se vio que no. El Ademar se olvidó ayer de Jekyll y Hyde y fue un equipo solvente y sólido en todos los aspectos del juego hasta que sonó el bocinazo final.

El relevo goleador de Juanín lo asumieron en la segunda parte, Fede Vieyra y Leo Santos. Argentino y brasileño con cinco dianas cada uno martillearon sin piedad la portería conquense que sólo pedía que el martirio acabase cuanto antes. Lo dicho: carga de alto voltaje para el sábado.

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