Diario de León

El honor al corro en la Montaña de la Ribera

Valdefresno es todo el día cabeza ribereña y corona de los aluches.

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A. BARREÑADA | LEÓN

‘Montaña de la Ribera’ le llamó José Antonio Robles Tascón, ‘El Elegante’ de Campohermoso, haciendo de ella una especial categoría en la historia de los aluches, afirmada en los campeones de la tierra y en sus hechos de leyenda, en los retos singulares desde aquí puestos en corros de los años de oro por figuras como Tino el de Paradilla, los Molineros de Carbajosa… y tantos otros.

Es La Sobarriba, la que está sobre los ríos, y hoy será cabeza de La Ribera. En Valdefresno, el ayuntamiento surgido del Tenor de Arriba de la antigua Hermandad, la lucha leonesa hoy escribe nueva página de esa antigua y grande historia.

Valdefresno tiene a gala su apuesta decidida por los valores tradicionales y su actualización: su escuela municipal de lucha es buena muestra de ello. Desde las once de la mañana los gallos de menos años, que crecen bajo la tutela de Clemente Fuertes, “El Junco” de Tendal, compartirán agarres con sus compañeros de las otras más de quince canteras escolares sustentadas por la Diputación provincial en el encuentro Inter-Escuelas, con el que se completa evaluación del trabajo hecho en ese fundamental sustrato.

Y en Valdefresno, desde las cinco de la tarde, el antiguo y eterno reto tendrá respuesta: ¡Habrá quien luche! Ribera y Montaña toman los cintos en el vigésimo tercer gran corro tradicional de la ‘era moderna’. Desde 1994 mantenido con continuidad, el corro de los corros, el de la nobleza y el honor, el más puro en la esencia de la luche, ha de resolver la igualada a once victorias que en Cistierna alcanzó la Montaña hace un año, renovando la lograda en Navatejera en 2014, después de tres años consecutivos en los que el gallo cayó del lado de por debajo de la vía.

Ricardo del Blanco, de Taranilla, figura como primer seleccionado de los montañeses, en el primer peso benjamín. A él le corresponde lanzar el desafío y a Javi Mondelo, el de Santibáñez, darle respuesta. Desde ellos hasta los dos últimos de pesados sénior, Rodrigo Fuentes y Omar Liquete (al menos como consta en el orden de los listados dados a conocer, si bien los cambios y variaciones en ese orden pueden darse en el mismo corro), en total, treinta y cuatro luchadores (y luchadoras) por cada bando, unidos, de manera singular, única en competición deportiva alguna, en la lucha por ese título de honor conjunto que vale más que el más preciado oro individual.

Cada combate es una pasión, cada triunfo vivido de manera excepcional (la que gustaría siempre disfrutar en cada encuentro de la lucha), aunque sea decisivo en el resultado final el orden de enfrentamientos que lleva a concluir con los defensores del peso superior de los «Mayores», aunque... no siempre haya sido necesario llegar a un «pesado» para alzar gallo...

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