Un solo latido en miles de corazones

s. c.anuncibay | madrid

León pintó del carmesí de su bandera una buena parte de ese templo que ayer latió al ritmo de cientos de corazones culturalistas. La mayoría de los aficionados ocuparon una de las esquinas del cuarto anfiteatro, pero alzaron su voz desde el cielo para dejarse oír en un escenario mastodóntico. Animaron sin tregua, durante los más de 90 minutos. De poco importó que el Madrid marcara en los primeros 20 segundos. Ni que una tormenta de goles cayera sobre ellos. Ésa no es su guerra. Cantaron, ondearon al viento sus banderas e hicieron sonar los tambores para recordarle al equipo que nunca caminará sólo. Después, los futbolistas les buscaron y agradecieron ese apoyo. No eran los únicos leoneses en las gradas del Bernabéu. Difuminados por todo el estadio aparecían como peregrinos decenas de seguidores que abrigaban sus cuellos con la enseña leonesa. Todos lo vivieron como una fiesta, desde mucho antes del partido. En plena armonía. Una comunión perfecta en busca del ascenso.