Sólo diez cotos de pesca superan el 75 por ciento de ocupación
pedro vizcay | león
De los treinta acotados con que cuenta la provincia de León, repartidos por los diferentes ríos de su geografía, tan solo diez sobrepasan el 75 por ciento de ocupación. El más demandado es Sardonedo con muerte, que alcanza el 94 por ciento. Le siguen El Condado I con muerte y Villafeliz con el 90%. Tolibia, Vegamián, El Castillo, Felmín, Gradefes y La Omañuela superan el 80%, mientras que Boca de Huérgano alcanza el 75.
Todos estos cotos se pescan con muerte, pues tan solo Villafeliz alcanza el 85% de los permisos expedidos sin muerte. A pesar de que los permisos sin muerte tienen un precio reducido a la mitad, todos los cotos de la provincia disponen de plazas, siempre dependiendo de las fechas, pues en los ríos no regulados el principio de temporada suele deparar condiciones desfavorables con caudales excesivamente altos y aguas frías. Esta circunstancia resulta lógica, ya que desde la aprobación de la Ley de Pesca las aguas libres soportan menor presión pesquera que muchos acotados en los que se comparten jornadas sin muerte y con ella. Puede afirmarse con rotundidad que León es casi un paraíso para los aficionados que pescan sin muerte, pues pueden practicar su deporte favorito tanto en los magníficos tramos libres como en los cotos sin ningún problema.
La pasada temporada ha tenido sus pros y sus contras según la opinión de los aficionados. La mayoría de los ríos, especialmente los regulados, han tenido mucha trucha pero pequeña. Incluso en cotos tan emblemáticos como el Condado resultaba muy difícil conseguir el cupo de cuatro truchas de 26 centímetros en una jornada en la que el pescador podía «clavar» más de veinte. Lo mismo sucedía en los cotos del Esla y, en menor medida, en los del Órbigo. En buena lógica esas truchas de 19-20 centímetros para la temporada siguiente deberían medir más de 25, cosa que no sucede. El análisis de las causas siempre es complicado, pero sin duda que la acción de los cormoranes tiene mucho que ver. Este extraordinario depredador selecciona los peces de este tamaño de forma preferente, ya que los pequeños son más escurridizos y con los mayores tiene problemas para ingerirlos. Aunque el cormorán está siendo objeto de una caza selectiva, el número de aves abatidas es insignificante en comparación a los enormes bandos que llegan a León.