FÚTBOL. PRIMERA DIVISIÓN
El Atlético no acusa la presión
Griezmann, por partida doble, y Gameiro impulsan a los de Simeone frente a un inoperante Valencia que apenas inquietó la portería defendida por Oblak.
IÑAKI DUFOUR | MADRID
Dos goles del francés Antoine Griezmann y uno de Kevin Gameiro solventaron un triunfo indispensable del Atlético de Madrid, contundente en el juego y en el marcador, y retomaron la cuarta plaza de la clasificación frente al Valencia, doblegado sin discusión en el estadio Vicente Calderón (3-0).
El conjunto rojiblanco fue superior y práctico. Tenía muy claro qué quería y cómo buscarlo. Lo encarriló muy pronto, en el minuto 9, lo sentenció nada más comenzar la segunda parte y tuvo oportunidades para una goleada mayor, sin respuesta de su rival, derrotado y sin una sola ocasión realmente clara en los más de 90 minutos de duelo.
Le ganó sin dudas el Atlético, que no jugaba sólo contra el Valencia. También contra la presión por detrás de la Real Sociedad y el Villarreal y la irregularidad que ha mermado sus aspiraciones en esta Liga. Variado el objetivo, fuera de la Liga y alejado del tercer puesto, el equipo rojiblanco enfoca ahora a la cuarta plaza. De nuevo es suya, desde el estupendo contragolpe que le puso en ventaja. En el minuto 9, después de un inicio potente del equipo y con una ejecución imparable de Koke y Griezmann. El primero como conductor y sensacional pasador; el segundo por su fenomenal desmarque diagonal y su certero zurdazo para batir a Diego Alves.
Los dos al mismo compás, milimétrico, en una conexión perfecta que abrió el camino del triunfo para el equipo madrileño, impulsado por un Griezmann de alto nivel en todo, en la conducción, en el regate, en el pase, en el desmarque, en defensa y casi siempre presente en cada acción de ataque que propuso el Atlético.
Muchas veces al contragolpe, la destreza que provocó el primer gol y la que desarrolló casi siempre en el primer tiempo. Se sintió cómodo en ese registro, a toda velocidad tras cada robo en el medio campo, el equipo rojiblanco, al que no le importó dejarle el manejo de la posesión a su adversario, un Valencia que se quedó en nada.
Porque el conjunto visitante fue insustancial con la pelota. La movió mucho en su centro del campo, con combinaciones sin riesgos, en pocos metros, con un ritmo cansino, alejado siempre del área de Jan Oblak y frenado cuando llega el momento de verdad de crear la ocasión. De ahí no pasó, incapaz de superar la defensa rojiblanca. No le dio al Valencia para debatir nunca el triunfo del Atlético, mucho menos después, cuando la simple puesta en escena del segundo tiempo intuyó otro gol rojiblanco. A la primera, el toque de Mangala desvío lo justo un tiro de Yannick Carrasco; a la segunda, la intervención del central fue insuficiente para cortar el destino del tiro con el interior del pie derecho de Kevin Gameiro: el 2-0, en el minuto 47.
La respuesta del Valencia fue una vaselina desde tres cuartos de campo de Munir. Nada más. Y nada inquietante para el Atlético, que encontró todas las facilidades del mundo en la defensa visitante después y que transformó en el tramo final un triunfo cómodo en una goleada incontestable con el 3-0 de Griezmann.