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FÓRMULA 1. GP DE AUSTRALIA

Vettel cambia el guión

El alemán gana en Melbourne, beneficiado por un error de Mercedes, y avala una alternativa para el Mundial Sainz acabó octavo y Alonso se quedó fuera.

El piloto alemán de Ferrari, Sebastian Vettel, feliz en el podio tras su victoria. AZUBEL

Publicado por
León

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D. sánchez de castro | melbourne

Dos años después, un piloto Ferrari vuelve a beber el champán de campeón de un Gran Premio. Es, probablemente, la mejor noticia que puede recibir una Fórmula 1 que vivía bajo la bota de Mercedes desde hace tres años, y que ha visto cómo también los campeones pueden errar. Porque si la carrera de Sebastian Vettel en Australia fue prácticamente perfecta, la de Lewis Hamilton se vio totalmente perjudicada por una decisión en boxes impensable para un equipo que otrora no fallaba.

Todo se decidió en la única parada para cambiar neumáticos que se hizo. Con unos ultrablandos que sólo tienen de eso el nombre, los equipos tenían claro que sólo iban a tener que poner dos juegos en las 58 vueltas de la carrera. Por eso, desde Ferrari tenían muy claro lo que debían de hacer: quedarse muy cerca de Hamilton en los primeros giros, apretarle en pista y, si se podía, adelantarle para confirmarlo en boxes. Sin embargo, a Mercedes le entró el pánico al ver que Hamilton no era capaz de despegarse del coche rojo y le ordenaron entrar en boxes a la primera vuelta que empezaba a mostrar una pequeña pérdida de competitividad.

El error fue de base, y recordó a otros muchos que se han visto en el pasado en la Fórmula 1: cuando Hamilton salió de nuevo a pista, tenía delante a un Max Verstappen que se hizo muy ancho en pista. El holandés, que era el primer Red Bull, se convirtió en el aliado perfecto de Sebastian Vettel, que se mantenía en pista rodando más rápido que Hamilton. En Mercedes empezó a cundir el pánico, y sus temores se cumplieron: cuando el alemán entró a poner los neumáticos blandos que le iban a llevar a su primera victoria en dos años, ya eran conscientes de que habían perdido la carrera y que les quedaba aún más de media prueba por disputar.

A este fallo se unen los serios problemas que tuvo Hamilton para conseguir rendimiento de esas ruedas. El tricampeón, ‘poleman’ y aún máximo favorito para el título, no sólo vio cómo en cada vuelta se le iba alejando décima a décima la victoria en favor de Vettel, sino cómo además su monoplaza iba perdiendo competitividad hasta el punto de que tuvo que estar más pendiente de los retrovisores que del frente. En una carrera sin apenas adelantamientos (se doblaron del sexto hacia atrás) y con siete abandonos, no tuvo opciones de nada más que de un segundo puesto. Algo que, para Mercedes, es inaceptable.

Alonso no acabó el GP de Australia. Sin embargo, se quedó no sólo a muy poco de ver la línea de meta, sino de hacerlo entre los puntos. Después de verse en una 12ª plaza y se puso décimo. Sólo tenía que aguantar, pero la mecánica (otra vez McLaren), le privaba del pequeño premio a falta de sólo cuatro vueltas para el final.

Carlos Sainz, por el contrario, sí acabó y lo hizo entre los puntos. El madrileño estuvo cómodo en una carrera en la que podía haber aspirado a algo más que el octavo puesto final, pero desde su equipo no gestionaron bien el rendimiento de Kvyat y tuvo que conformarse con esa plaza.

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