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FÚTBOL | PRIMERA DIVISIÓN

El Barcelona culmina una remontada estéril ante el Eibar

Publicado por
GINÉS MUÑOZ | BARCELONA
León

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El Barcelona protagonizó una remontada ante el Eibar en el Camp Nou (4-2) que no le sirvió para revalidar el título de Liga, que hoy conquistó el Real Madrid tras su victoria en La Rosaleda (0-2).

El conjunto azulgrana perdía por 0-2 a la hora de juego, afectado en su estado de ánimo por las noticias que llegaban de Málaga y penalizado por la falta de puntería de sus delanteros. Y es que la tarde empezó a torcerse pronto -muy pronto- para los azulgranas. Tras el discreto homenaje a Luis Enrique, que hoy dirigía su último partido en el Camp Nou, llegó la noticia de que Cristiano Ronaldo había marcado, a los dos minutos de juego, el 0-1 en Málaga, que alejaba aun más la Liga de la Ciudad Condal.

Cinco minutos después, Inui remataba con la zurda, a bote pronto, un centro de Capa al segundo palo, y el Eibar se adelantaba también ante el conjunto catalán. El bajón de la grada pareció contagiar al equipo, aunque un regalo de la zaga vasca dejaba, en la jugada siguiente, a Luis Suárez solo ante Yoel. Pero el uruguayo disparaba fuera con el exterior. Justo antes del cuarto de hora, el árbitro anulaba un gol a Suárez por un claro fuera de juego de Jordi Alba, el hombre que le había asistido desde la izquierda. 

El Barça había arrancado muy frío, como si supiera que la Liga no se jugaba hoy en casa sino a casi 1.000 kilómetros de allí. El Eibar, en cambio, se encontraba en su salsa, yendo a buscar a los catalanes muy arriba y forzando algún fallo en la salida del balón que le permitiera convertirse en protagonista inesperado del choque.

Con Messi desaparecido, Suárez parecía ser el único que aun tenía fe en que la Liga podía ser azulgrana. El charrúa tuvo otra muy clara, tras recibir una asistencia de Iniesta entre líneas, pero, en otro uno contra uno ante Yoel, el meta del Alavés desviaba el balón a córner. La cosa pudo torcerse aun más si el Eibar llega a hacer el segundo en la última jugada antes del descanso: un tiro cruzado de Inui que rechazó Ter Stegen hacia Rubén Peña, y que este remató desviado cuando lo más fácil era empujarla a gol. El propio Inui tuvo de nuevo el 0-2 al inicio de la reanudación, en otro tiro escorado que Ter Stegen envió a córner. La réplica del Barça la puso Iniesta, en dos remates desde la frontal que desvió el portero visitante.

Luis Suárez, en una contra, le regaló el primero a Messi, pero el argentino, que hoy no tenía su día, se entretuvo condescendiente ante Yoel y envió el balón fuera. A la hora de juego, un zapatazo de Inui con la zurda enmudecía el Camp Nou para hacer el segundo del Eibar, de nuevo, poco después del segundo del Real Madrid.

La Liga ya se había teñido de blanco, pero se reveló el Barça ante la crudeza del marcador, decidido a no despedir la temporada en su estadio con una derrota que tal vez hubiera tenido consecuencias a la hora de preparar la final de Copa de la próxima semana ante el Alavés.

Neymar, muy apagado durante todo el encuentro, empezó a desequilibrar por la izquierda. Un disparo suyo pegó en el palo y luego en la pierna de Juncà, que no acertó a despejar. El balón acabó besando la red: 1-2. El brasileño tuvo el 2-2, poco después, pero su remate salió ligeramente desviado. Colaboró el árbitro en la remontada al señalar dos penaltis inexistentes a los locales.

Messi se citó con Yoel y éste adivino la intención del astro rosarino para enviar el balón a córner. En el segundo intento, Messi insistió de nuevo a la izquierda del portero y Yoel lo adivinó de nuevo, pero esta vez no logro rechazar el balón. Era el 3-2, porque poco antes Suárez había hecho el tanto del empate al rematar en boca de gol un balón peinado por Paco Alcácer.

Con Capa expulsado por doble amonestación, jugó el Barça con uno más el último cuarto de hora. Pudieron marcar el cuarto Alcácer, el propio Messi -al que le anularon un gol por fuera de juego- y Suárez, pero hoy no era el día de los delanteros locales. Hasta que en el tiempo añadido, Messi se desquitó de su mal partido con un eslalon marca de la casa para fabricar un golazo de ensueño, tan bello como inútil, que despedía la Liga.