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Cristiano y nada más

Real Madrid 3 - Apoel 0 I Autor de dos goles y con más hambre, demostró que tiene que ser el ‘9’

Cristiano Ronaldo no paró en todo el partido. JUANJO MARTÍN

Cristiano Ronaldo no paró en todo el partido. JUANJO MARTÍN

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ignacio tylko | MADRID

Normal que Zinedine Zidane, y con el técnico todo el madridismo, se sintieran aliviados por el regreso de Cristiano Ronaldo, un seguro de gol avalado por sus seis distinciones como máximo goleador de la Champions. Fue quizá peor este Real Madrid que el que empató frente al Valencia e incluso también ante el Levante, pero la diferencia es que esta vez difrutaba del Balón de Oro y uno de los mejores nueves del mundo. Apareció para despejar incógnitas justo cuando, tras la lesión de Karim Benzema y el traspaso de Álvaro Morata al Chelsea, se había recrudecido el debate sobre si la plantilla blanca está bien confeccionada arriba. La sola presencia del astro luso intimida a cualquier rival y más al Apoel de Nicosia, de segunda fila por más que haya superado tres rondas previas, el curso pasado eliminase al Athletic de la Liga Europa y alcanzase los cuartos de la Champions en 2012, ronda en la que precisamente fue vapuleado por el Real Madrid. Cristiano ya encadena cinco campañas marcando en la primera jornada de la Champions y supera a Messi como máximo artillero en esta competición jugando de local (55 goles). Brutal y con un deseo de reivindicarse como si fuese un meritorio. Sus goles, su apetito rematador y su buena conexión con Bale fueron las mejores noticias.

La situación de CR7 en punta permitió dibujar un 4-4-2, con el galés cerca del luso pero escorado a la izquierda. Isco ejercía como enganche. Una excelente fórmula para golpear a cualquier adversario, y no digamos ya si a estos tres enormes jugadores se les dejan espacios para correr o, en el caso de Isco, gambetear. Cada vez que Bale se dejó de trazar diagonales y profundizó por su perfil natural, generó peligro. Así llegó, precisamente, el primer gol. Fue una bella acción de contragolpe conducida por el malagueño continuada por un pase muy preciso de Bale y concluido por una sutiliza de Cristiano. .

Cristiano estaba en todas las acciones de ataque, no muchas por cierto en un primer acto que comenzó muy accidentado, con Casemiro y Marcelo por los suelos y Kovacic lesionado. Mejoró el Madrid tras el descanso. La ambición del insaciable Cristiano contagió a sus compañeros. Marcó de penalti, luego de una pena máxima más clara, no señalada, y buscó balones fuera como un recogepelotas. Increíble lo suyo. Tras otra asistencia de Bale, esta vez de cabeza, llegó el gol de Ramos. El sevillano tuvo la virtud de robar y de hacer un esprint de 50 metros hasta el corazón del área, y recibió el premio de marcar de chilena.

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