Cuando despertó, ‘Vladi’ todavía estaba allí
sergio c. anuncibay | león
Vladimir Cupara fue ayer el dinosaurio del cuento de Monterroso. Siempre estuvo ahí. Atento. Paciente. Cogió el bastón de mando y se encargó de electrificar a una grada que apareció cuando peor pintaban las cosas. Sus paradas desperezaron a la afición, que, una vez más, acompañó al equipo en su regreso a la Champions, tras cuatro años sin comparecer en la máxima competición europea.
Vibraron con sus jugadores, presionaron a los árbitros y silbaron cada acción de un rival que acusó el ambiente. Mientras, bailaban las bufandas y esgrimían con orgullo las banderas de la tierra. Sonaban también los tambores de guerra, al compas de ese ejército que ha sabido armar Rafa Guijosa, un técnico que desde el primer minuto conectó con la parroquia leonesa, siempre fiel a los colores de un Abanca Ademar que aún reclama más adeptos a la causa. Es cierto que no hay otro club en España con tantos seguidores, pero todavía hay margen de crecimiento. El Palacio ayer no estaba lleno. Y eso que enfrente había un miura.
Fotos: MARCIANO.