«Tranquilos, estamos todos en el ajo»

sergio c. anuncibay | león

Juanjo Fernández recibió el alta médica hace sólo dos semanas, después de cinco meses fuera por culpa de una lesión en el hombro. Vio desde la grada como el Elverum noruego sorprendía al Ademar en el Palacio y dejaba muy tocado al equipo leonés, al que se le había complicado antes de tiempo la clasificación para la siguiente ronda de la Liga de Campeones.

Volvió a la cancha contra el Skjern, pero poco pudo hacer en Dinamarca frente a un rival que jugó mejor. Más difícil de entender fue lo del pasado miércoles, también en León, cuando Guadalajara rompió las costuras del Abanca, desconocido, sobre todo en la parcela ofensiva. Fallaron más de la mitad de los lanzamientos.

El balance resultaba elocuente. Cuatro derrotas en los últimos cinco partidos. Guijosa reconoció entonces que habían ‘tocado fondo’ y reclamó un paso al frente de todos sus jugadores, especialmente de los que por su rol dentro de la plantilla deben asumir más responsabilidad. Le preocupaba el desgaste mental y la ansiedad que percibía en parte del vestuario.

Aunque no los citó, el técnico suspiraba por la mejor versión de Juanín, Sebas —también ausente durante varias semanas—, Vejin, el último en llegar, Cupara, Costoya, Piñeiro, Vieyra, Mario, Carou o Acacio, que aún necesita tiempo para rendir al máximo después de la grave lesión de rodilla que ha superado.

Mientras, el mensaje que dio Guijosa respecto a Juanjo era bien distinto. Tras reconocer que su vuelta suponía el «mejor fichaje», deseó que en un par de semanas, desde ese 3 de octubre, día del alta, estuviera a su nivel. Le necesitaba. Y él no falló. Fue el jugador más destacado contra el Dinamo de Bucarest el domingo, al que le endosó cinco goles, uno menos que Juanín, máximo artillero del encuentro.

Su aportación defensiva ha estado siempre fuera de toda duda. De hecho es junto con Gonzalo Carou el principal activo en el eje central del 6-0. Pero también se ha destapado como una solución en ataque. Tiene una condición física poderosa y sus lanzamientos dan al Abanca Ademar una nueva alternativa en los ataques posicionales, donde el equipo leonés ha tenido muchas dificultades.

«Me encuentro bien y estoy contento con la confianza del entrenador. El hombro no me ha dado ningún problema», señaló ayer el lateral desde Rumanía, poco antes de viajar hacia León, a donde llegaron sobre la medianoche.

Un viaje largo que afrontaron de buen humor porque los dos puntos que se traen de allí fortalecen la candidatura del Abanca Ademar en la Champions. El grupo está muy abierto y todos los aspirantes tienen opciones. Además, la victoria frente al Dinamo ha espantado, al menos por ahora, las dudas que podía tener el equipo por esa mala racha.

«Fue un triunfo muy trabajado y, la verdad, nos ha venido muy bien, al igual que los resultados de los otros rivales. Hay que estar tranquilos, estamos todos metidos en el ajo», apuntó Juanjo, quien considera que en los momentos complicados hay que tener cierta calma, sobre todo cuando enfrente aparecen rivales de tanto nivel. «Ya hemos visto la igualdad máxima que hay dentro del grupo. Por eso vamos partido a partido hacia nuestros objetivos. Seguimos estando vivos», recordó.

Habló también del desgaste al que se ha visto sometida la plantilla por tanto compromiso seguido, entre Asobal y Champions. Hay que ponerse el mono de trabajo cada tres días. «Al final son diez partidos más y también hemos tenido a varios jugadores lesionados», declaró Juanjo, quien recordó al respecto que «todos somos humanos y cometemos errores».

Si bien, espera que el compromiso del sábado en Bucarest suponga un punto de inflexión para los leoneses. Lo contrario resucitaría fantasmas. El sábado visitan al Anaitasuna, sin duda aspirante al segundo puesto. «Están muy fuertes y todavía no ha perdido pero vamos a su casa a intentar traernos la victoria», enfatizó.