BALONMANO | LIGA DE CAMPEONES
El Montpellier apaga la rebelión
s. anuncibay | p. rioja | león
El Abanca Ademar tuteó en el Palacio a todo un Montpellier, que hizo valer su condición de favorito para dejar encarrilada la eliminatoria de la Champions (24-28). Los leoneses completaron un gran partido frente al líder de la liga francesa, pero acusaron el desgaste y cometieron errores puntuales en el tramo final del encuentro, cuando pudieron reducir la diferencia a la mínima expresión.
Tres paradas consecutivas de Vicent Gerard, el mejor portero del último Europeo, frenaron el ímpetu del conjunto local, que nunca bajó los brazos, empujado por su afición, a pesar de que llegó con la gasolina justa al desenlace del compromiso. Ni si quiera claudicó cuando los galos ganaban de seis (21-27) a falta de siete minutos para la conclusión.
Tiraron de orgullo y, con Jaime en el avanzado, bloquearon el ataque de un Montpellier que imprimió un ritmo muy alto al choque. Dos tantos seguidos de Carou y un latigazo de Costoya, que acompañó al argentino en el centro de la defensa, pusieron al Ademar a sólo tres goles de distancia (23-27), pero en la acción siguiente Jaime Fernández, que llegó muy forzado a seis metros, no fue capaz de esquivar a un Vincent Gerard enorme en esos últimos minutos. No sería su última intervención. A los pocos segundos le sacó otro balón a David Fernández, de lo mejor ayer en la faceta ofensiva, y después, ya casi con el tiempo agotado, bloqueó el disparo de Sebas Simonet, que apareció en la zona de pivote.
El internacional francés ahogó el conato de rebelión de un Ademar que sale reforzado de este partido, a pesar de que la clasificación para la siguiente ronda del torneo continental entra ahora en el terreno de lo onírico. Volverán a verse las caras el próximo domingo. Enfrente encontrarán de nuevo a un rival que practica un balonmano eléctrico y que no elude el intercambio de golpes, como demostró ayer en un Palacio que presentó la mejor entrada de la temporada.
Diego Simonet mueve a la perfección los hilos del Montpellier, que dio pocas opciones al conjunto de Guijosa. De hecho, los leoneses nunca fueron por delante y tardaron un buen rato en ajustar el 6-0. No estaba Juanjo Fernández y eso lo notó el Ademar, que sin esa rotación tuvo que situar a Costoya en el eje de la zaga. El lateral hizo un esfuerzo tremendo para sostener las embestidas de un conjunto galo que a los once minutos ya tenía una renta de tres goles (5-8).
Richardson —hijo del mítico Jackson— campó a sus anchas y casi siempre encontró el pasillo para martillear a Vladimir Cupara, que veía como el extremo galo le castigaba sin compasión. Hizo cuatro tantos antes de que se llegara al ecuador de la primera parte (5-9), lo que obligó a Guijosa a pedir un tiempo muerto que surgió un efecto tenue.
En la reanudación Costoya redujo la diferencia y el Ademar mejoró en ataque, agarrado a la efectividad de Juanín, pero los franceses rompían por el flanco izquierdo la defensa local, que sufría mucho ante la movilidad del bloque visitante.
Entonces apareció Cupara, prácticamente inédito hasta ese momento, y también David Fernández, que respaldó en ataque a un Álex Costoya imperial. El lateral asturiano empató el choque (10-10) a los veinte minutos, pero al Montpellier no le temblaba el brazo y con un gol de Kavticnik y otro a la contra del sempiterno Guigou volvió a ponerse dos arriba, ventaja que defendió hasta el descanso.
Tampoco se arrugó Guijosa tras el paso por los vestuarios. Fiel a sus principios, puso sobre el parqué un siete cargado de juventud. Apostó por Rodrigo Pérez en el central y por su hermano Gonzalo en uno de los extremos. En el otro situó a Jaime, que hizo de vértice en el 5-1.
Las rotaciones permitieron al Ademar mantener un ritmo alto en los primeros compases del segundo acto, pero el esfuerzo le pasó factura y eso lo aprovechó el Montpellier para poner tierra de por medio a falta de siete minutos para el final (21-27). Richardson tiraba del carro en ataque y sus ocho goles parecían una losa demasiado pesada para el equipo leonés, que cuando estaba moribundo sacó su casta para meterse de nuevo en la eliminatoria, aunque Vincent Gerard frustró la remontada con esas tres paradas consecutivas.