RODRIGO FUENTES FERNÁNDEZ luchador de la categoría semipesados
«La lucha pasa por una época triste, hay que cuidar la base»
JESÚS OBLANCA | LEÓN
Desde niño sus recuerdos van acompañados de un cinto. Destacó en todas las categorías de base y hoy es una de las realidades más consolidadas del circuito luchístico. Luchador, monitor, asambleísta. Rodrigo siente con especial pasión la lucha. Se formó como luchador en la escuela de Cistierna y hoy asume la dirección técnica de la misma. El montañés es, por su forma de ser y por su lucha abierta y de ataque, uno de los luchadores más queridos por los aficionados. Rodrigo Fuentes Fernández, luchador de la categoría de semipesados.
—¿Desde cuándo en la lucha?
—Desde los cinco años.
—¿Su primer corro oficial? ¿Su primera victoria?
—Pues el mismo día. En un corro de la fiesta de la trashumancia en Prioro. Fue mi primer corro y gané la categoría de infantil A.
—Algún recuerdo especial de su época de luchador de base.
—Sí. Mi primer Ribera-Montaña. Sin ninguna duda.
—Una maña.
—La cadrilada; pero al estilo Ernesto el de Argovejo. Es muy particular, trabando por fuera la pierna contraria.
—Un luchador al que admire.
—Pues Héctor García y Clemente Fuertes. También he admirado la lucha de Ángel Vega, el hermano de Moisés. Hacía cosas que no le he visto a nadie más.
—Como luchador nunca especula; entra siempre a la guerra y busca más gustar y gustarse que el propio resultado. Eso le ha podido privar de un palmarés más abultado. ¿Cómo se define como luchador?
—Salgo al corro a tratar de dar espectáculo más que a otra cosa. Mi lucha es de ataque; y sí, es verdad que, en ocasiones, por tratar de hacer buena lucha y no especular he perdido corros.
—Defina como luchador a Tomás González; su principal rival de la liga pasada.
—Velocidad en estado puro. Te avasalla. A veces no sabes ni por donde viene, encadena muy bien las mañas.
—Como monitor, hábleme de algún luchador de base que destaque y que, a su juicio, vaya para figura de este deporte.
—Pues me gusta la lucha de dos hermanos: David y Beatriz Riaño.
—¿Cómo ve la actual situación de la lucha?
—La lucha está pasando por una época muy triste, de inactividad total en los últimos años. Ahora por fin se ve la luz al final del túnel. Hay gente con ganas de trabajar, solo falta que les dejen.
—¿Hacia dónde cree que debe de caminar la lucha leonesa?
—En primer lugar hay que cuidar la base. Para mí la clave está en la formación. Tenemos que aprender de otros deportes como el judo. Creo que debemos de implantar un modelo de aprendizaje progresivo con la base, nada de ponerlos a luchar desde el primer día. Para ello creo que habría que recuperar y aprovechar a gente como Héctor García, Héctor de Castro o Javi Oblanca. Creo que particularmente Héctor García debería de estar sí o sí en esta nueva etapa que se abre ahora en la lucha. Hay que llevar la lucha a los colegios, pero no sólo en las zonas de lucha, sino en toda la provincia. En cuanto a los corros deberían de ser más cortos y espectaculares. Yo haría corros de primera y de segunda; reservando los de primera para citas muy señaladas y con acceso sólo para los ocho mejores de cada categoría. También habría que buscar una solución, un estímulo para que la gente ataque. No puede ser que los combates acaben sin caídas. Yo también cambiaría la norma que establece que, en caso de empate, prevalezca la primera caída. Yo premiaría en caso de empate al luchador que da la última caída. Lo considero más justo.