Involución blanca

Es demasiado simple dar como conclusión de un partido un error o una consecuencia de una jugada, pero es que en la situación en la que está la cultural cualquier jugada debe implicar el máximo rigor táctico posible. En la jugada que marco el encuentro vimos tres conceptos claros por unos y por otros, primero los leoneses no ganaron una disputa y permitieron que el balón cayese en los pies de Javi Ros, en segundo lugar no se realizó una presión sobre el propio poseedor de balón, y en tercer lugar la línea defensiva se mantuvo adelantada generando un espacio a su espalda. El Zaragoza, lo tuvo claro, si ganó la disputa, el rival me permite estar libre en zona interior y el mismo rival adelanta la línea con espacios libres a su espalda?, la solución es buscar un pase medido sobre el espacio al delantero, que hizo un desmarque de ruptura de libro, recibió y supo finalizar con una tranquilidad pasmosa cruzando el balón a Palatsí. Una cadena de errores colectivos en los que los blancos daban las soluciones a los maños para la acción de gol. Y es que presión, temporización defensiva, control de los espacios defensivos, son aspectos tácticos básicos que si no se entienden y se dominan bien a estos niveles estás perdido. A nivel estructural, de nuevo cambio de rumbo en los locales, jugando de nuevo con un 1-4-1-4-1, en el que Señé caía sobre lado izquierdo, y Antonio Martínez acompañaba en zona interior a Mario, variación después de la expulsión de Zuirveloon, con Guarrotxena ocupando todo el lado diestro y con Señé incustrado en zona de mediapunta con algunas buenas acciones personales que no valieron para generar peligro al Zaragoza. Los maños con un 1-4-3-1-2, con el que pretendían reducir espacios por dentro y hacer realizar numerosas basculaciones ofensivas a los locales, con el objetivo de robar y correr en transición ofensiva.

Destacable, ver a otro equipo más de Segunda defender las acciones de faltas laterales, con marcaje mixto dejando a los hombres grandes, metidos en zona en el área de meta, común sobre todo en equipos de la liga escocesa, y que ya hemos visto esta temporada en el Valladolid, Reus y el propio Zaragoza ayer. Conclusión negativa en lo conceptual, pero positiva en la actitud de los jugadores leoneses que nunca perdieron la cara al partido.