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Nadal es el príncipe de Mónaco

El tenista español derrota en la final al japonés Kei Nishikori (6-3 y 6-2) y hace historia en la tierra monegasca con la conquista de su undécimo título.

Nadal muerde la copa de campeón tras ganar a Nishikori en Montecarlo. SEBASTIEN NOGIER

Publicado por
León

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javier varela | montecarlo

No hay quien pueda con Rafa Nadal en Montecarlo. El español agrandó su leyenda en la tierra de Montecarlo, donde se siente como en casa y donde su tenis es inconmensurable. Nadal derrotó en la final al japonés Kei Nishikori (6-3 y 6-2) y conquistó su undécimo título en el Principado, lo que le convierte en el primer tenista de la historia que gana tantos títulos en un sólo torneo y ya de paso, convertirse en el que más títulos de Master 1.000 ha levantado (31).

El número uno del mundo no necesitó sacar su mejor tenis para derrotar a un rival que apenas puso resistencia y que notó las casi cinco horas más que había pasado esta semana sobre la arcilla monegasca. Es verdad que en el tercer juego del partido, el japonés le rompió el saque a Nadal tras sufrir para mantener el suyo en el juego anterior —se alargó casi once minutos—, pero esa situación adversa, lejos de hundir la moral del español le hizo sacar su carácter hasta ponerse 5-2 en el set ganando los siguientes cuatro juegos. Consiguió cerrar el primer set a su favor apoyándose en su saque, en su derecha y en su juego psicológico que consigue minar la moral del contrario. En la pista sólo había un jugador y ese era Rafa Nadal.

En el segundo set el japonés siguió pensando en que se le había escapado el primero, en que tendría que hacer una proeza para darle la vuelta al marcador y en que enfrente tenía a un tenista que jugaba para conquistar su undécimo título en la tierra monegasca. Aguantó como pudo el japonés su primer servicio, pero en el segundo Nadal envió una derecha cruzada que limpió la línea de arcilla y obligó al juez de silla a bajar para dar el ok al punto que significaba el break para Nadal y el comienzo de la sepultura para Nishikori, que veía cada vez más cuesta arriba el partido. Entonces en pista apareció ese Rafa Nadal que es especialista en minimizar a sus rivales y en dar la sensación de que gana con una facilidad pasmosa y que entre el resto de tenistas y él hay un mundo cuando juegan sobre la tierra batida.