Regreso al pasado de una España sin furia
La salida de Lopetegui devolvió al grupo a la era anterior, tanto en hábitos como en recursos futbolísticos.
rodrigo errasti | krasnodar
«Se fue nuestro líder, el que era nuestro entrenador (Julen Lopetegui). Después ha llegado Fernando (Hierro), que lo ha hecho lo mejor que ha podido». La sinceridad de Koke reveló un sentimiento interno del vestuario: la sensación de equipo preparado para ser campeón saltó por los aires en el momento en el que Lopetegui fue destituido. Se rompió el proceso mundialista a sólo dos días del debut. «No me arrepiento de nada. Lo de Lopetegui no fue una decisión deportiva», explicó Luis Rubiales.
España ha regresado al pasado en sólo 19 días. Hierro, que pidió calma aquel 13 de junio al presidente pero supo que la decisión estaba tomada, asumió el cargo por responsabilidad, pero conocía que su amigo llevaba dos años afinando y encontrando soluciones a todos los problemas posibles durante el torneo. Incluso al efecto que había tenido en el grupo que un equipo español fuera campeón de la Champions, algo siempre vinculado a fracaso de La Roja en el Mundial. Se estudió si era más un tema mental que físico. Y por eso apareció un ‘coach’ en un grupo moldeado no sólo en los futbolístico (su racha de 20 partidos sin caer lo dice todo), sino también en lo emocional.
El grupo, aquella larga noche del 12 de junio, temió perder la referencia, la persona en la que confiaban. Por ello incluso algunos le transmitieron su deseo a Rubiales de que, pese a lo sucedido y no estando de acuerdo con la manera de proceder de Lopetegui al irse al Real Madrid, aún era el mejor el estratega que podían tener en Rusia. Pero la decisión, calificada por Javier Clemente como «una castaña pilonga», era irrevocable.
Tras el shock la selección se conjuró. «Un Mundial es cada cuatro años», se repetían aunque, a veces, a algunos les afloraban en público los pensamientos. «La decisión nos descolocó, no fue el momento adecuado. Julen se merecía seguir con nosotros tras dos años preparando el Mundial», soltó Saúl a TVE. «No voy a valorar los actos ni las decisiones, pero la inestabilidad nunca es buena compañera», afirmó el capitán, Sergio Ramos, sobre la destitución de Lopetegui.
«Evolución» fue la palabra que usó Lopetegui en su primer día. A su cuerpo técnico le costó conquistar al núcleo duro, pero logró tenerlo todo medido: las sesiones, la táctica, el peso, los descansos, la alimentación, la estrategia... A veces se consideraba excesivo pero funcionaba. Tras su salida, Hierro, conocedor más de la etapa anterior, se centró más en ‘empollarse’ los partidos y los hábitos cambiaron. Algunos desayunos y sesiones ya eran opcionales y los horarios se modificaron. Y pudo tener efecto en el rendimiento posterior. La estadística confirma que se prolongó la racha y hasta 24 encuentros sin perder. En Rusia sólo ganó uno, a Irán. 1-0 y de rebote. Pese al entusiasmo inicial ante Portugal (3-3), se fue desmoronando, quedando casi un recuerdo aquella España que ofreció exhibiciones ante Italia en septiembre o Argentina en marzo, días después de su partidazo en Alemania. Y es que con Lopetegui, que optó por rivales de alto nivel en sus amistosos, ganó en Bruselas a Bélgica, en París a Francia y empató ante Inglaterra o Colombia.
Todas ellas sueñan ahora con ser capaces de robar la copa dorada a Brasil en suelo ruso. En la ‘era Julen’ se había tenido en mente que la Francia de 2006, capaz ocho años después de regenerarse con parte de los gloriosos veteranos y algunos nuevos jóvenes, podía ser un espejo en el que mirarse. Hierro no sigue su ideario. No seguirá en el banquillo. Ahora suenan con fuerza Michel y Luis Enrique. Quien llegue tendrá mucho trabajo por delante. Esto huele a fin de ciclo.