París enloquece con una selección de leyenda
Cientos de miles de franceses reciben en los Campos Elíseos al autobús descapotable de la campeona del mundo.
Luis Miguel Pascual | parís
La gesta de los «bleus» cobró ayer esplendor popular en París un día después de haberse hecho real en Moscú. Los campeones del mundo comprobaron el fervor que ha provocado en Francia su logro en el Mundial, aplaudido por cientos de miles de personas en los Campos Elíseos camino del palacio presidencial.
Antes de recibir la felicitación del presidente, Emmanuel Macron, en nombre de toda la nación, fue una parte importante la que les aclamó, como 20 años antes hicieron con sus antecesores. Los Griezmann, Mbappé y compañía recibieron el mismo baño de masas, en el mismo escenario que se llevaron en 1998 la tropa de Zidane y Desailly.
El nexo entre ambos equipos triunfantes fue Didier Deschamps, capitán entonces, seleccionador ahora, convertido en icono de una nación que gana, por encima de las formas, de un deporte en el que el fin, casi siempre, justifica los medios.
Signo de los tiempos que corren, en los que la seguridad ha cobrado un espacio cada día más importante, sobre todo en un país machacado por el terrorismo, el paseo en autobús descapotable lo hicieron los «bleus» de ayer alejados de los hinchas, separados por un impresionante despliegue policial, contraste con sus predecesores, que navegaron entre miles de personas que pudieron tocarles con sus propias manos.
Fue por ello un desfile deslucido, algo frío ante miles de personas que habían aguardado horas y horas bajo un sol de justicia para poder aclamar a sus héroes, sin importar el enorme retraso acumulado porque la fiesta nocturna en Rusia había acabado demasiado tarde.
No fue por ello menos impresionante para los «bleus», que perdían su vista desde lo alto del autobús y no dejaban de ver miles de caras felices, de banderas tricolores al viento, de escuchar voces que aclamaban sus nombres, que ensalzaban su logro.