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Arthur engancha a la afición culé

El brasileño fue el mejor futbolista del Barça en el empate ante el Tottenham.

El brasileño Arthur Melo marcó ante el Tottenham el primer gol del Barça. ENRIC FONTCUBERTA

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León

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Miguel Olmeda | Pasadena

Cuando Brasil conquistó el mundo en el Rose Bowl de Pasadena, Arthur Melo ni siquiera había nacido. Si la memoria le alcanza, como mucho recordará destellos del pentacampeonato en Corea y Japón 2002, aunque tenía seis años. En aquella tarde mágica del 17 de julio de 1994 Romario era la estrella de una ‘Seleçao’ con ‘mais trabalho’ que samba —como decía el zaguero Ricardo Rocha—, que llegó a la final gracias a los goles del delantero.

Para entonces, ‘O Baixinho’ era la estrella del Barcelona de Johan Cruyff. Llegó al Mundial de Estados Unidos después de marcar 30 goles que valieron una Liga, pero luego prefirió ‘jugar’ de noche a entrenar por la mañana, y a mitad de temporada abandonó el Camp Nou. Tras él llegaría Ronaldo y le seguirían Rivaldo y Ronaldinho en una saga brasileña que Coutinho continuó casi diez años después con su fichaje el pasado mes de enero. Con el recuerdo de todos ellos presente, Arthur eligió saltar a Europa poniendo un pie en Barcelona. El domingo de madrugada debutaba con la azulgrana en el Rose Bowl de Pasadena, contra el Tottenham. Lució el ‘4’ de Ivan Rakitic porque, con media plantilla de vacaciones y varios traspasos por concretar, el club todavía no le ha asignado uno propio. Podría ser el ‘7’ si no lo reclaman Malcom, otro brasileño recién llegado, ni Coutinho. Arthur jugó un partido de los que enganchan a la afición, ávida de ídolos en pretemporada, más todavía tras tres cursos seguidos viendo cómo el Real Madrid ganaba las Champions que se le presuponían a Leo Messi.

Mostró en su debut aptitudes para que la transición sin Iniesta sea más dulce. Escoltando a Sergi Roberto, que hizo de Busquets, el nuevo fichaje ofreció un surtido de pases en corto y en largo, apoyos y giros para la ilusión del hincha culé. También se asomó al área, una nueva faceta en su juego. No dejó pasar ni la primera media hora para estrenarse. Alzó la vista y soltó el latigazo a la escuadra del palo largo. Inalcanzable para Gazzaniga. «Rafinha me puso un buen balón, lo acomodé y chuté. Fue un buen gol», apuntó.