Diario de León

Una pretemporada de sobresaltos en el Madrid

El interés del Inter por Modric, último episodio de un periodo convulso en el Bernabéu con las salidas de Zidane y Cristiano.

Isco y Kroos son dos jugadores que para Lopetegui deben ejercer un papel esencial. VIERA

Isco y Kroos son dos jugadores que para Lopetegui deben ejercer un papel esencial. VIERA

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ÓSCAR BELLOT | MADRID

Atípico verano el que está viviendo el Real Madrid, que tras las espantadas de los dos máximos responsables de la edad de oro que ha llevado al conjunto de Concha Espina a amarrar tres Champions consecutivas, asiste ahora con recelo al interés del Inter de Milán por reclutar a Modric, Balón de Oro del Mundial de Rusia y gran baza de los blancos para esas distinciones individuales que se han acostumbrado a celebrar durante las dos etapas de Florentino Pérez en la presidencia.

La entidad ‘neroazurra’ puja fuerte por el croata, al que pretende convertir en la clave de bóveda de su nuevo proyecto para asaltar la Serie A, rutilante campeonato que camina en pos del esplendor perdido a gol de talonario, y su labor de cortejo ha disparado la alarma en la planta noble del Bernabéu, convulsionada aún por las salidas de Zidane y Cristiano. El vigente campeón de Europa no contempla el traspaso de Modric, arquitecto del ataque de una escuadra que domina el continente con puño de hierro guiado por la batuta del pequeño genio de los Balcanes. «La única posibilidad de que salga Modric es pagando 750 millones de euros», subrayó Florentino Pérez. El mandatario es consciente de la importancia capital que ha desempeñado el ex del Tottenham en los recientes éxitos de un club con el que acumula 257 partidos, en los que ha anotado trece goles pero, sobre todo, ha oficiado de faro.

Peso pesado del vestuario, su estatus se ha elevado, por lo que la directiva del Madrid sería receptiva a revisar el contrato que firmó en noviembre de 2016 y que le vincula hasta 2020. No parece, sin embargo, que el futbolista ande intranquilo por sus emolumentos, como sí ocurría en el caso de Cristiano. Más bien se siente atraído por el proyecto del Inter, hasta el punto de que, según informaba ayer ‘La Gazzetta dello Sport’, tiene intención de reunirse la próxima semana con Florentino para tratar de convencerle de que le abra la puerta.

Ahí radica el problema para el Real Madrid, que ya ha visto partir este verano a Zidane y Cristiano, convencidos ambos de que su obra en Chamartín estaba completada, y que se ve obligado a competir en un mercado cada vez más indescifrable con actores que hasta hace poco ni podían hacerle sombra en cuanto a capacidad de atracción de las figuras. El marsellés provocó la primera sacudida cuando aún no se habían apagado los ecos del triunfo blanco en Kiev. Cinco días después de abrochar en la capital ucraniana su tercera ‘orejona’ en otros tantos cursos como entrenador del Madrid, abandonó el barco argumentando la necesidad de «un cambio» para mantener el rumbo ganador del equipo. .

Cuarenta días después del adiós de Zidane, que pilló por sorpresa a la directiva, el Real Madrid se plegó al deseo de Cristiano de fichar por la Juventus. El luso, que había reventado la fiesta por la ‘decimotercera’, adujo en su presentación como nuevo futbolista ‘bianconero’ que ansiaba nuevos retos, aunque de paso sacó una importante tajada en el apartado salarial. Con su salida, los blancos dejaron partir 50 goles por temporada a cambio de 100 millones de euros, una cantidad insuficiente para incorporar otro buque insignia que tampoco garantizaría el inmenso caudal ofensivo que aseguraba.

Inapetente hacia lo que le ofrece el mercado, el trece veces rey de Europa ha optado por encomendarse a los jóvenes valores para ilusionar a una afición desencantada con la pérdida de los que hasta ahora habían sido sus emblemas. Una hinchada que se aferra al aire fresco que puede aportar su nuevo técnico, Julen Lopetegui, mientras aguarda alguna sorpresa en forma de fichaje y demanda que por fin haya tranquilidad en el apartado referido a las bajas.

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