Mirando para otro lado

E l mundo arbitral no tiene remedio. Los colegiados carecen de defensa en su propio Comité porque los que tienen que defender sus intereses miran para otro lado.

Lo que está sucediendo con los árbitros leoneses es digno de estudio. Si la temporada pasada ‘atropellaron’ a Domínguez Zapatero con un descenso que no entendió nadie y sin aparente justificación, al que bajaron de categoría con sólo 28 años y siendo una de las grandes realidades del arbitraje leonés cercenándole su futuro al no poder ya ascender por una normativa obsoleta, esta temporada le ‘tocó’ la china a Jorge Valdés Aller, al que quizá la amistad de su padre con Victoriano Sánchez Arminio, al que defenestró Luis Rubiales le pasó una excesiva factura con la llegada del nuevo mandamás al colectivo, mientras otros colegiados mucho peores, pero con más ‘amigos’ que el leonés siguen en la categoría de plata. Tras su descenso Valdés Aller decidió colgar el silbato, perdiendo el arbitraje a un gran colegiado que ya no podrá emular a su progenitor a pesar de sus dos ‘Gurucetas’ y al que la política de ‘cuotas’ le alejó de la Primera División durante varias temporadas en las que hizo méritos más que suficientes, pero el Comité dedició los ascensos de Vicandi Garrido y Ocón Arraiz, cuyo paso por la máxima categoría resultó efímero, sobre todo en el caso del segundo que sólo estuvo una temporada.

Además, y para más inri, la política del máximo responsable de los árbitros de esta Comunidad es la de colocar colegiados de la misma localidad cuando se trata de derbis, pero eso sólo cuando interesa, porque, ¡oh casualidad! cuando en la temporada recién finalizada se enfrentaron Unionistas de Salamanca y Salmantino en la segunda vuelta de la competición regular, el árbitro designado para dirigir la contienda fue el ‘mal’ arbitro leonés Domínguez Zapatero. ¿Dónde quedó en esta ocasión el criterio?