LA RONDA ESPAÑOLA
Valverde vive en el paraíso de la Vuelta a España
El ciclista murciano derrota a Sagan de forma espectacular y se anota el segundo triunfo en la carrera
La Vuelta a España es una carrera que corren 176 ciclistas y donde siempre gana Alejandro Valverde. Es su carrera. Ni el Tour, ni el Giro, ni gaita alguna. Él ha nacido, ha crecido y se ha hecho una de las grandes estrellas de este deporte gracias a la ronda española. Aquí le funciona la cabeza. Aquí vive en su paraíso. Aquí gana. Aquí se divierte y aquí organiza un espectáculo soberbio sobre la bici, prácticamente cada día. Y hasta, como este sábado en Almadén, Ciudad Real, meta de la novena etapa, vence por accidente.
Lleva 15 años soñando con el Tour. Incluso ha desafiado a las voces que le han recomendado que se centrara en otras carreras. "Pero yo me preparo, entreno en altitud, lo hago todo para el Tour, sacrifico todo el año para esa carrera. Debe ser la cabeza, no lo sé, pero luego llegó a la Vuelta y voy mejor de piernas, de vatios, de todo...". ¿Y qué ha hecho entre el Tour y la Vuelta? Nada, sencillamente irse a la playa, en Eivissa y en Alicante, entrenar un poquito y descansar. Nada del otro mundo. Nada que demuestre como día a día sigue asombrando a todos, sin excepción para batir en un esprint en cuesta, en una maravillosa llegada, a Sagan, en apenas cuatro pedaladas finales, para dejar estupefacto al tricampeón del mundo. Para provocar que mire hacia atrás. ¿Es que viene alguien más detrás de Valverde? ¿Por dónde ha salido? ¿Por dónde me ha atacado?
Etapa 8 | Stage 8 #LaVuelta18
— La Vuelta (@lavuelta) 1 de septiembre de 2018
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Quedan ocho kilómetros para Almadén, pueblo que vivió de las minas de mercurio, hace un calor endemoniado, más de 42 grados, equipos que emplean hasta 50 kilos de hielo para enfriar los bidones de sus corredores. "Alejandro: esta llegada es buenísima para tí". Lo escucha Valverde por el 'pinganillo que lleva en la oreja. Aprieta el botón del pecho para hablar por el mini micrófono: "Qué no, Arri, qué hoy no la disputa". Arri es José Luis Arrieta, el director del Movistar, el que vuelve a insistir a su corredor murciano: "Pégate a la rueda del que te ganó ayer". Habla de la etapa del viernes y de la llegada a Pozo Alcón. "El que lo ganó ayer" no era otro que Sagan.
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Valverde no las tiene todas consigo mismo. Que al día siguiente llega La Covatilla, con 4.000 kilómetros de desnivel positivo, un etapón, vamos. Pero, por si las moscas, solo por si las moscas, se sitúa detrás de Sagan. Él y todos han visto a su equipo trabajar a destajo para anular la fuga de todos los días. Van pasando los kilómetros y Valverde ya se ve a menos de mil metros de la meta. Es entonces cuando levanta la vista y observa que el pueblo está en lo alto de una colina, que los velocistas puros y castos se empiezan a descolgar. Sagan, en cambio, se va hacia adelante. Lo marca. Empieza a empinarse el terreno. Ve que Sagan acelera. Se va a la derecha y frena para no tropezar con las vallas. Pero aún asi tiene tiempo para dar cuatro pedaladas más y anotarse un triunfo magnífico en su paraíso particular de la Vuelta. Impresionante.