Un coloso patrimonio de la Vuelta
La Camperona, el final de etapa ‘más viral’ de la carrera, cuenta con argumentos de peso para definir la general La ascensión llega a rampas del 28% de desnivel.
MIGUEL ÁNGEL TRANCA | LEÓN
La Camperona se estrenaba en el Vuelta a España en 2014. Lo hacía un 6 de septiembre con la vitola de puerto llamado a convertirse en uno de los míticos de la ronda ciclista. Sus porcentajes en los tres últimos kilómetros de ascensión que alcanzan el 28% se
convirtieron en un argumento de eso cuando en ese estreno los gallos encabezados por Contador, Valverde, Froome, Aru y Purito iniciaron una batalla épica en la que se coló el canadiense Hesjedal, vencedor final.
Considerada como la subida más exigente y dura de la Vuelta y elegida como la más ‘viral’ por parte de los aficionados, la ascensión al coloso de Sotillos de Sabero apenas concede un respiro.
Y es que desde el inicio los porcentajes se van al 13 y 17 por ciento para acariciar el 28% a casi dos kilómetros para la meta. Por encima del 20 por ciento seguirá hasta los 500 metros finales en los que la pendiente suaviza un poco aunque sin bajar del 14 por ciento. Y todo para llegar a una altura de 1.597 metros desde los 966 con la que se inicia una ascensión torturadora que calibrará, como ya lo hiciera en las dos presencias anteriores, el estado de los favoritos. Porque en esa distancia entre Sotillos de Sabero y La Camperona no vale la ayuda de gregarios o la subida a rueda.
Sólo las fuerzas que cada uno pueda tener para hacer frente a tan duros porcentajes. Esa espectacularidad volverá a vivirse hoy en la 13ª etapa de la ronda ciclista española con salida desde Candás en la que nuevamente la subida más dura de la carrera pondrá a cada uno en su sitio. Ya lo hizo en sus dos primeras presencias y en esta tercera con una jornada de desgaste también volverá a hacerlo. La presencia de aficionados será también nuevamente numerosa en los tres kilómetros de ascensión en los que los pendones y estandartes de León, como ya ocurriera en 2016, estarán posiblemente presentes.
Todo para una joya de la corona de la Vuelta que ya rivaliza con Lagos, Angliru o La Covatilla como buque insignia de las jornadas reina de la prueba. Y a pesar de que es más joven que todas ellas puede presumir de mirarlas de tú a tú e incluso superarlas. Prueba de ello es el distintivo de final de etapa de montaña más viral de la Vuelta que le otorgaban los aficionados al ciclismo superando a otras etapas arraigadas en el libro de ruta.
Y todo ello aderezado con una ingente presencia de espectadores a lo largo de los poco más de tres kilómetros de subida y de una parte esencial de las tradiciones leonesas, los pendones, que en número de medio centenar, también estarán situados en la ascensión, en este caso en los metros finales. Y todo para refrendar la dimensión de una cima que a sus tres años de vida en la Vuelta ya se ha convertido en un pilar importante y referente. Una distinción que se ha ganado por méritos propios a base de éxito. Y hoy no hay dos sin tres.