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liga de campeones Atlético 3 Brujas 1 Los de Simeone vencen con solvencia gracias al acierto goleador del delantero francés

El Atlético mete miedo al ritmo que marca Griezmann

Antoine Griezmann se echó el equipo a la espalda logrando dos goles ante el Brujas. JUANJO MARTÍN

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León

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IÑAKI DUFOUR | MADRID

El Atlético de Madrid reafirmó su ambición en el grupo A de la Liga de Campeones con su segunda victoria en otros tantos partidos, ganador contra el Brujas (3-1) desde su insistencia en el segundo tiempo y la determinación de Antoine Griezmann, goleador decisivo una vez más del triunfo rojiblanco.

El internacional francés marcó el tanto que desató la victoria, el 2-1 en el minuto 67, cuando inició y culminó una acción en compañía de Diego Costa, pero también el primero, el 1-0, a pase de Lemar. Para redondear su partido, aún le dio tiempo a asistir a Koke en el 3-1, ya en el tiempo añadido en el Wanda Metropolitano.

Griezmann ha participado en 18 de los últimos 20 goles de su equipo en la Liga de Campeones, con trece tantos y cinco asistencias; una mina para el Atlético en la máxima competición europea. Este miércoles marcó dos de sus tres ocasiones. Y cuando él tiene pegada, hay muy pocos rivales inaccesibles para su equipo.

En la primera, tuvo una ocasión y un gol. Cierto es que antes, en el ejercicio de paciencia al que le invitó su contrincante, con mucho toque y casi nula profundidad, había contado dos disparos desviados, mucho, de Saúl y un tanto anulado por fuera de juego a Griezmann, pero hasta entonces no llegó su momento, su oportunidad.

En el minuto 28. La puso Lemar con la zurda, su centro sobrevoló toda la defensa para caer a Griezmann, escorado, tan solo que controló la pelota con la zurda con la misma comodidad con la que conectó por raso el 1-0. Un gol que pareció tan simple, pero quizá no lo fue tanto, entre las piernas de Denswill y directo a la red. Y un gol que se sintió entonces mucho más reafirmante de lo que fue en la realidad. Ni siquiera le duró un cuarto de hora la ventaja, en concreto poco más de diez minutos, cuando, de repente, sin intuirlo ni por el juego ni por las ocasiones, Danjuma se sacó un sensacional derechazo en parábola a la escuadra de Jan Oblak.

Un golazo sin matices, por dirección y ejecución, incluso por la sorpresa del zapatazo, más allá de la esquina del área, del ‘47’ del que habló Simeone en la víspera y que rebobinó el partido al 0-0, con todo lo que suponía para el Atlético, de nuevo ante un bloque compacto, al que se desarma con muchos pases, pero también con más velocidad, movilidad y precisión de la que le daba a cada ataque.

Hubo un par de disparos más de Saúl, un penalti reclamado por el Brujas, en una de sus contadas apariciones por el área contraria. el Atlético robó de balón, pase rápido de Griezmann al desmarque de Diego Costa y la llegada y el gol del internacional francés. Koke cerró la cuenta.

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